Observatorio desde la altura

Apenas salidos de unas, electores gallegos y vascos están llamados a otras elecciones, esta vez de carácter autonómico. Las correspondientes campañas han echado a andar. Quince jornadas de tromba política e informativa que muy bien podrían acortarse e incluso suprimirse porque, como se sabe, cualquier parecido entre el veredicto de las urnas, es decir, la auténtica voluntad popular, y los Gobiernos resultantes puede ser pura coincidencia.
Pero, en fin, este es el sistema que nos dimos en plena Transición hace casi cuatro décadas y que muy pocos cuestionan a pesar de los bloqueos nada descartables y difícilmente resolubles que propicia, como el que a escala estatal llevamos padeciendo a lo largo de nueve largos meses.
Elecciones regionales, cuyos pronósticos y efectos no son extrapolables a ámbitos territoriales superiores, pero sobre las que inevitablemente va a recaer una especie de gran observatorio nacional. Y es que pocos se resistirán a convertirlas en un indicador relevante sobre la fortaleza de Rajoy y del Partido Popular; sobre la capacidad de resistencia del PSOE y de su secretario general, Pedro Sánchez (ya llamado Pedronono); sobre los techos y posibilidades de Podemos, y sobre el vigor de Ciudadanos en dos escenarios que hasta ahora le han sido poco o nada propicios.
En teoría no son, como digo, elecciones extrapolables, aunque cierto es también que en otras latitudes los comicios regionales están adquiriendo gran importancia política como señal y guía de lo que a nivel nacional puede suceder cuando hay unas elecciones generales en perspectiva.
Por no ir más lejos, es el caso de Alemania, donde los resultados de las celebradas en distintos lands planean sobre la eventual suerte de la canciller Merkel en las federales del año que viene. O de Francia, país el que los buenos registros del ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen en las regionales de diciembre fueron tomados como el primer gran test político de cara a las presidenciales de abril próximo.
Aquí, en nuestros pagos, las autonómicas de dentro de quince días han arrancado con la vista puesta en la investidura (de alguien) y en el eventual desbloqueo de la situación política nacional. En este punto, los focos se concentrarán especialmente en el País Vasco, donde la suerte y necesidades del PNV pueden descongelar los cinco votos de los nacionalistas vascos en el Congreso y ayudar a romper la parálisis actual.
Pero como todo serán cábalas hasta que, abiertas las urnas, haya números reales sobre los que sumar y restar, hay quienes con toda razón recomiendan no perder el tiempo y sacar las debidas consecuencias de lo que en Madrid sucede. Esto es, la conveniencia de que, votando a quien o quienes han demostrado saber hacer las cosas, aquí no se repita el caos..

Observatorio desde la altura

Te puede interesar