El voto del miedo

Uno de los videos electorales más recordados es, sin duda,  el que editó el PSOE para las generales de 1996. Las encuestas no pintaban nada bien. Ya en las anteriores de 1993 se habían librado por los pelos y contra pronóstico de la derrota. Pero el declive socialista iba en aumento. Las predicciones daban al Partido Popular entre nueve y doce puntos por encima.

Así las cosas, en Ferraz buscaron un revulsivo  que diera  un vuelco a las encuestas. Y lo encontraron con  el célebre video del dóberman, un perro  de boca enorme y dientes afilados que ilustraba “la España en negativo” del  PP; un mundo negro, con música tétrica de fondo y  una voz en off que presentaba a Aznar y Álvarez Cascos  como “la derecha que no cree en esta país, que mira hacia atrás y se opone al progreso”.

Ello daba paso de inmediato a una rumbosa sintonía. El color volvía a la pantalla y aparecía “la España en positivo” del PSOE, en la que las minifalderas chicas eran preciosas, a nadie le faltaba trabajo, el sol brillaba por doquier y todo era felicidad y esperanza.

Los ladridos del dóberman ensordecieron la campaña. Durante varios días no se habló de otra cosa. El PSOE logró centrar la atención en el video y, a partir de ahí, colocar su mensaje. No resultó un éxito total porque perdió las elecciones, pero sí ayudó  a recortar diferencias. La mayoría absoluta que los pronósticos daban a los populares se quedó en una victoria ajustada,  con   sólo quince escaños por encima del PSOE.

 
    Si no fuera por la facilidad y brillantez con que en el ámbito audiovisual se manejan para editar algo más  actualizado,  bien cabría decir que Pedro Sánchez tendría gráficamente casi hecha la campaña. Porque la argumentación de estos días está siendo muy parecida: la España en negro, la de las tres derechas, que mira al pasado, frente a la España en positivo y del futuro que nadie como él  representa. 

Se trata, pues, de una nueva apelación al  voto del miedo, una táctica que suele resultar eficaz. Tal vez por ello los estrategas electorales de los partidos orillan hoy día  planteamientos ideológicos que exceden al ciudadano medio, para centrarse en galvanizar las emociones y sentimientos  e influir así en la orientación final del voto. Y entre tales sentimientos, el miedo es con diferencia el más importante.

En las dos últimas generales el espantajo fue Podemos. Hoy, sin embargo, el resquebrajado partido de Pablo Iglesias no da miedo. Hoy para el PSOE,  el gran temor es la derecha;  la “foto de Colón”. Aunque digo yo que mucho mayor desasosiego debería generar la  “foto de Pedralbes”, con el propio Sánchez y Torra hablando en pie de igualdad. Pero, en fin, ya se sabe que los sentimientos son muchas veces irracionales.