Desleal Rivera

No me explico cómo Moncloa, Génova o quien proceda permite que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, comparezca en solitario ante la opinión pública para dar cuenta de un pacto en que él es solo una parte. Porque una vez sí y otra también más que informar lo que hace es adjudicarse el acuerdo de turno.
Comprensible resulta barrer para casa. Pero lo que no cabe es presumir de haber sometido y “haber torcido el brazo” a quien con él ha convenido. Un socio, aunque sea coyuntural, no suele comportarse así. Pero cuando se trata del PP, Rivera y la cúpula del partido se saltan con enorme facilidad esta elemental norma de cortesía cívica y política.
La última ha sido su presentación del acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado. De hacer caso al desagradable y siempre tenso Rivera –por sistema parece enfadado– todas las mejoras introducidas se deben a las “exigencias” de su partido ante las que Moncloa habría “cedido”. No me extraña el enfado del ministro Montoro, negociador del acuerdo por parte del Gobierno. La equivocación ha sido una vez más no haber celebrado comparecencia conjunta.
Y es que, además, Ciudadanos propiamente no negocia. Si no se aceptan sus pretensiones, rompe la baraja y se levanta de la mesa. Se ha comportado así en el pacto por la Justicia y en la comisión que en el Congreso chequea el Estado autonómico. Pero si se las aceptan, pacta hasta con el diablo, como ha hecho con el hasta ahora proscrito Podemos para participar en el control de RTVE y para sacar mayor provecho de la ley electoral.
Con todo, el mayor despropósito es lo que se ha definido como dimisión preventiva. Es decir, la exigencia de dimisión de cargos públicos por el mero hecho de resultar investigado. Aun sin existir sentencia condenatoria. Es una de las cláusulas incluidas en el infausto y precipitado acuerdo que el PP firmó con el partido de Rivera para sacar adelante la investidura de Rajoy.
Le acaban de aplicar la maximalista receta a la senadora del PP y exalcaldesa de Cartagena Pilar Barreiro (Lugo, 1955), imputada en el caso “Púnica” por supuestamente haber utilizado recursos públicos para mejorar su imagen personal. Una acusación que, por cierto, no comparte la Fiscalía del caso.
Pues bien, Ciudadanos ha puesto la dimisión de la representante popular como condición inexcusable no ya para dar el visto bueno nada más y nada menos que a los Presupuestos Generales, sino incluso para sentarse a negociar. De ello se ufana Rivera con tuits agresivos e innecesarios hacia el PP.
No advierte, sin embargo, que tales demandas de dimisión fuera de tiempo y razón no dan la medida del compromiso en la lucha contra la corrupción, sino que reflejan escaso compromiso con la presunción de inocencia y la defensa de los derechos de los justiciables.

Desleal Rivera

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