DEPORTE Y NEGOCIO

Espectáculo deportivo y económico a la vez. Vuelve la Liga de fútbol. Una competición que no sólo permite al aficionado seguir en vivo o a través de la televisión las evoluciones en el campo de grandes estrellas –nacionales e internacionales– de este deporte, sino que ofrece al tiempo una nada desdeñable dimensión económica. 
Según estudios especializados, se trata de un negocio que en nuestro país mueve 7.600 millones de euros (el 0,75% del PIB), supone 140.000 puestos de trabajo y genera una recaudación 2.896 millones en concepto de impuestos. Los aficionados españoles, por su parte, vendrán a gastar en torno a 923 millones en apuestas deportivas, 600 millones en la compra de entradas y abonos, y 515 millones en suscripciones a canales de televisión de pago, por sólo citar algunas cifras. 
Y visto desde una tercera perspectiva: se trata de una competición que alterará los fines de semana de cerca de 400.000 personas que acuden cada jornada a los campos y de 2,3 millones que siguen los partidos por televisión. Son las caras, en definitiva, de una actividad que ha hecho del fútbol el primer deporte del mundo y una de las industrias de ocio más activas del planeta. 
La Liga comienza así este fin de semana con dos grandes gigantes deportivos y económicos (los ingresos de Real Madrid y Barça superan los 600 millones); tres o cuatro equipos dispuestos a dar cierta guerra (Atlético de Madrid, Sevilla, Valencia y tal vez Bilbao); una clase media –entre la que se encuentra el Celta– que tendrá más dinero a su disposición gracias a unos mayores ingresos por televisión, y otro abanico de clubes –Deportivo incluido– que tendrá que sobrevivir con los justo: unos 20 millones de ingresos por este concepto.
El nuevo modelo de gestión y reparto de los derechos televisivos es precisamente la principal novedad de esta Liga. Un sistema que permitirá a catorce de los veinte equipos contendientes aumentar más de un 10% sus ingresos por la campaña. A ello habrá que añadir la ligera contención registrada en el gasto de fichajes. 
Inicialmente van a pesar más las ausencias (Casillas y Xavi; 1.015 partidos de Liga a sus espaldas) que las incorporaciones de grandes estrellas, que más bien han sido pocas. Luego, el sistema mediático centrará el foco en ese bipartidismo abrumador que constituyen Barça y Madrid. Con especialísima atención –para no variar–sobre este último y sobre su nuevo entrenador, Rafa Benítez. Mucho me temo que al club blanco le sucederá lo que al Gobierno: que haga lo que haga, casi siempre estará mal. Viene siendo lo políticamente correcto.

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