DEFENDER LO INDEFENDIBLE

Para un portavoz tiene que resultar harto complicado defender lo indefendible. Aunque cuando aceptan tal responsabilidad ya saben dónde se meten. Es lo que le ha sucedido estos días a Rafael Hernando, cuando intentaba hacer llegar a la opinión pública la falaz idea de que la anunciada reforma de la ley del aborto significaba el cumplimiento del programa del Partido Popular.    
Archisabido es que en la gran declaración de intenciones que todo programa supone el PP proponía al respecto dos iniciativas. Por una parte, una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas. Y por otra, “cambiar el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”.
Pues bien, estando como estamos en la recta final de la legislatura, el Partido Popular ha empezado a cumplir sólo las cinco últimas palabras del compromiso adquirido: esto es, la reforma de la ley socialista vigente, con un contenido que se limita a exigir el consentimiento paterno para que las menores de edad puedan abortar de acuerdo con el régimen general aplicable a las mayores. Está por ver cómo y cuándo pone en marcha la máquina legislativa para todo lo demás.
Raquítica reforma, pues, que para nada puede presentarse como lo que pretende el portavoz Hernando. Es más: como es evidente que no hay intención alguna de cambiar el modelo vigente, en realidad el PP está consolidando la ley Aído, que algunos ya empiezan a llamar ley Aído/Rajoy.
De paso, el PP pretende dejar la pelota en el tejado del Tribunal Constitucional, quien, como se sabe, tiene sin resolver sobre la mesa desde hace cinco años el recurso presentado por los “populares” sobre la ley Aído. Y ello a pesar de que al alto tribunal lo consideró de urgente tramitación y resolución cuando denegó la suspensión cautelar de la norma recurrida.
Para no meterse en el avispero, el actual TC se ha venido lavando las manos con la excusa de que el Gobierno estaba tramitando por su parte una amplia reforma. No se sabe lo que dirá ahora cuando esa reconsideración general no se va a producir. Y no se sabe tampoco si el Ejecutivo excitará su celo para que por fin pronuncie sentencia.
Mucho me temo que no será así. Porque la muy probable declaración de inconstitucionalidad de aspectos claves de la ley le devolvería la pelota a sus dominios. Y el Partido Popular no está por la labor. Y no sólo por razones electorales, sino sobre todo porque en la cúpula del partido y altos aledaños están muy de acuerdo con el aborto libre como derecho de la mujer. ¡Para qué engañarse!

DEFENDER LO INDEFENDIBLE

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