COMO CAÍDA DEL CIELO

Ella no tiene nada que ver. Es el mensaje que vienen deslizando tribunas  afines ante el nuevo escándalo surgido en Andalucía, en esta ocasión por los fraudes en los cursos de formación, que se suma al de los ERE falsos (265 imputados), al de las facturas irregulares de UGT y al de algún otro con ellos conexo. Cientos, varios miles de millones defraudados y malversados a lo largo de muchos años.
Todo un rosario –el más largo con mucho– de corrupción institucional. Y por si todo ello fuera poco, la Junta tiene embargados por parte de Bruselas 800 millones  de euros por “deficiencias en la gestión y control” de fondos Feder destinados a infraestructuras e innovación. El descontrol sobre los recursos públicos se hace más que evidente. Con razón se ha dicho que es imposible que una corrupción tan extendida y duradera haya cuajado al margen de los principales responsables políticos de la Junta de Andalucía, con Manuel Chaves y José Antonio Griñán a la cabeza, en alguno de cuyos gobiernos ella, Susana Díaz, la hoy presidenta de la comunidad participó como consejera.
No obstante, dicen y repiten sus allegados que  nada que ver.  Parece como caída del cielo, limpia de  mácula, a pesar de que lleva metida desde los 24 años –ahora ronda los 41–  en la primera fila del socialismo andaluz. En realidad no se le conoce actividad profesional alguna fuera de la política.
Es comprensible  que en estas sus vísperas electorales se ponga al frente de la procesión contra los corruptos y que prometa colaborar con la Justicia, aunque hasta ahora no haya dado acreditados ejemplos al respecto. Por eso, en un alarde de ese populismo hoy tan de moda se arranca siempre que puede con el “que los crujan”. Como si nada fuera con ella.
No comparto la devoción que despierta Susana Díaz entre sus fieles e incluso entre fieles de otras latitudes.  Su aspecto bizarro y su algún que otro discurso “españolista” pueden haber caído bien. Pero se la ve mucho más suelta en las intrigas partidarias y en su propia carrera política que en la gestión de los asuntos públicos. Lleva tres años en la Junta y la mitad de presidenta. Es tiempo suficiente como para presentar logros y realidades propias más que discursos lastimeros sobre los recortes del Gobierno central. Porque Andalucía sigue como y donde estaba: en las más bajas posiciones de casi todas las clasificaciones económicas y sociales. Últimos datos: es la comunidad que más recortes ha hecho en Educación y una de la que menos avanza en la lucha contra el abandono educativo. Y no hablemos, por supuesto,  del paro, con ese 34,2 por ciento de su población activa.

 

COMO CAÍDA DEL CIELO

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