Una nueva fachada marítima para todos

T oca recurrir a la didáctica. Sucedió en enero de 2017. El Pleno aprobó una moción que, en su tercer punto, proponía “instar a la Xunta y a su presidente, Alberto Núñez Feijóo, a defender ante Puertos del Estado y el Ministerio de Fomento los derechos de A Coruña y de los coruñeses, y evitar la subasta de los terrenos portuarios de La Solana y el hotel Finisterre, así como los muelles de Batería y Calvo Sotelo”. Resultado: 26 votos a favor y la abstención de la concejala del BNG.
Sucede, no con la frecuencia deseada, todo hay que decirlo, que a veces los deseos se cumplen. También las mociones. La Xunta, con el presidente Feijóo a la cabeza, ha dado cumplimiento a ese acuerdo. Fielmente. Es lo que se espera de los buenos gobernantes, de los que saben gestionar, de los líderes políticos que atienden el mandato de la ciudadanía y que, en lugar de dedicarse a la propaganda, trabajan en silencio y llegan a acuerdos importantes. Eso ha pasado en el caso del Puerto. La subasta ha sido impedida. La Solana, Calvo Sotelo y Batería serán de titularidad pública. 
Esta apuesta del presidente Feijóo por nuestra ciudad no tiene precedentes. Jamás una administración había dado la cara de esta manera y puesto tanto empeño para garantizar el futuro de un borde litoral que es ya, y lo será de por vida, de todos y para todos. 
Y esa es la realidad. La decisión de la Xunta de entrar en esa copropiedad para blindar la ciudad frente a la supuesta especulación inmobiliaria, que muchos se dedicaron a predicar, es un salvoconducto para el provenir de A Coruña. Es la mejor herencia para las generaciones futuras.
Lo demás es pura elucubración. El Gobierno gallego gobierna e invierte  para despejar el futuro de la ciudad. Se abre una nueva etapa en la que entre todos tendremos que decidir qué fachada marítima deseamos. El primer paso, que era blindar la titularidad de esos terrenos, está dado. Ahora queda por delante un tiempo trascendente reservado solo para las personas con altura de miras que sean capaces de debatir qué queremos hacer para que esa parte de litoral se integre plenamente en una ciudad que debe recuperar su esplendor.  Queda por ver si la Marea tendrá esa altura de miras.

Una nueva fachada marítima para todos

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