Cinco alternativas en la Falperra

Los vecinos de la Falperra tienen un potente motor. Una locomotora que tira de ellos y que difícilmente se va a parar. Ni por causas ajenas ni por fatiga propia. Hace años que demandan renovar la atención sanitaria con un centro de salud nuevo, adaptado a las necesidades del barrio.  Pero, se han topado de bruces con el mapa genético de la Marea, un equipo de gobierno que iba a gestionar con participación y que sin embargo el diálogo con los barrios se  cierra a opiniones divergentes.
Un modesto, pero luchador grupo de vecinos y comerciantes le acaba de dar una lección magistral al Gobierno municipal. A falta de una, hay cinco alternativas que demuestran que el centro de salud de Santa Lucía, el centro cívico y el mercado son compatibles. ¡Ni cuatro, ni tres, ni dos, oigan! Cinco. Suficientes para que el alcalde, su sombra y sus concejales se zambullan en un proceso participativo interno y escojan. Son propuestas serias y rigurosas, firmadas todas ellas por arquitectos.
Esfuerzo loable, pero tememos que baldío. Es muy probable que no les guste ninguna. Tras tres años mareando al vecindario, el proyecto está ya en manos de una empresa que tiene bastante que ver con el privilegiado grupo de ungidos por el dedo divino. Oh casualidad!! Se encargará a una empresa de uno de los 99 firmantes del manifiesto y sus socios. Otro “amigote” agraciado con el gordo.
 Lo lamentable de todo esto es que el proyecto descarta el centro de salud. En los planes de Xulio Ferreiro no entra la dignidad de los usuarios. Ni siquiera después de que los propios vecinos hayan dejado en ridículo por quintuplicado sus excusas de mal pagador. El alcalde no escucha y, en consecuencia, se enroca en sus antojos. El Partido Popular ya le ha pedido que paralice lo que, presuntamente, está haciendo. Se lo pidió mediante sendas mociones en los plenos de mayo de 2016 y abril de 2017. Se lo volvemos a exigir ahora, en junio de 2018.
No pedimos un imposible. Con las cinco alternativas encima de la mesa, lo razonable sería revertir la adjudicación de un concurso convocado con 15 días de plazo para presentar proyectos y en plena Navidad. Un proceso que ganó, por cierto, quien  ya lo había intentado antes por otras vías. Jugar con las cartas marcadas no parece honesto. El susodicho aún no ha movido un dedo. No será difícil pedirle que se detenga y analice las opciones. Es una cuestión de voluntad. 
Y es un compromiso asumido en el pleno. Analizar con los vecinos las opciones y las propuestas que presentasen. Una de las funciones de un alcalde es escuchar lo que quieren sus vecinos y vecinas. No parece que en La Falperra  el supuesto diálogo, la supuesta participación de la que hace gala la Marea hayan sido la forma de gobernar de Ferreiro los suyos. Por eso, tras tres años de oídos sordos, quizás es hora de que se vea su compromiso con este barrio y su centro de salud. 
 

Cinco alternativas en la Falperra

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