PP: ni ha vuelto, ni se había ido

Hay cosas que, al parecer, regresan sin haberse ido. Tal es el caso del PP, que dicen que ha vuelto, pero si no estaba, si andaba perdido por ahí, ¿qué demonios es esto que hemos tenido en el poder seis años y pico? Podría argüirse que la alusión a ese imaginario retorno, a esa vuelta del PP con Casado a la cabeza, blandiendo las tablas de la ley inmutable de la derecha, se hace en plan metafórico, como dando a entender que ese partido recupera las cerradas esencias y las no menos cerradas señas de identidad que le insufló Fraga y luego Aznar, pero también podría argüirse que se debe ser más cuidadoso en el uso de las metáforas, pues esas esencias y esas señas, incluida en ellas la propensión al caciquismo y a las corruptelas, nunca dejaron de emerger de la praxis pepera.
¿Qué PP ha vuelto? ¿Y a dónde se supone que se había ido? Pero si, según los casadistas, durante los gobiernos de Rajoy el PP de las esencias y la señas se había ido, ¿qué hacían en esos gobiernos personajes tan peperamente esenciales como Gallardón, Wert o Fernández Díaz? ¿Versos sueltos, como Aguirre, tan eufórica hoy no sé si tanto por la supuesta exhumación de las viejas esencias como por el hundimiento de Rajoy con todo, nunca mejor dicho, el equipo? Si los gobiernos de Rajoy eran, como se ha llegado a insinuar, poco menos que un nido de rojos que usurpaba las siglas de PP, ¿qué hacían Casado y compañía ante semejante desnaturalización de la doctrina, aparte de contribuir a ello con su trabajo sumiso al líder mediante la retribución correspondiente?
Uno no sabe cuales son las esencias y las señas de identidad del PP, o sí, pero pretender que éste mero relevo generacional en la derecha obedece a motivos ideológicos es mucho pretender. Lo que uno sí sabe, sí o sí, lo cual no tiene mayor mérito porque lo sabe todo el mundo, es que el PP no se había ido a ningún sitio, sino que estaba aquí, gobernando a golpe de esencia, esto es, rescatando a la banca, recortando en Educación, Cultura y Sanidad, dejando en cueros a los trabajadores frente a los empresarios, y manifestandoun brutal desprecio hacia los más desfavorecidos y los más vulnerables.
Vuelve el PP, exclama jubiloso Casado, confundiendo su personal subidón con la tozuda realidad que señala que no se había ido, o, cuando menos, que no se había ido cuando debía.

PP: ni ha vuelto, ni se había ido

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