Buscando un Messi

La cuestión no es si la política debe ser coto cerrado de los profesionales de la misma, o un espacio indispensablemente abierto a las personas de otros gremios, sino si unos y otros deberían acreditar un mínimo de prestigio profesional, de compromiso social y de talento. Lamentablemente, el alud de fichajes procedentes de la “sociedad civil” para los elecciones, revela que la nueva hornada de aspirantes a vivir del Presupuesto llega a la política como los políticos de toda la vida, sin que nadie de fuera de los partidos les haya llamado y porque sí.

En busca del Messi que les garantizaría la victoria, los partidos se tienen que ir conformado con jugadores de segunda y de tercera fila para la cosmética renovación de sus plantillas, aunque,también se aplican a dar bajas a troche y moche, como el PSOE de Sánchez, que se ha cepillado a los susanistas por su escasa fiabilidad sobre el terreno de juego. Unos fichan y otros desfichan, cualquier cosa menos proponer planes de mejora para la nación y para la vida de sus habitantes, salvo que decir todo el rato que hay que “echar a Sánchez”, que hay que reemprender la Reconquista o que no sé qué majadería sobre los hijos de las inmigrantes sin papeles se consideren proyectos políticos no ya de mejora, sino de gente cuerda.

A Ciudadanos, que a menudo parece ir como su jefe, atropellado, le salió mal su primera contratación, el absurdo fichaje de la tránsfuga del PP, pero, decidido a reponerse, ha optado por pulsar la tecla de la heroicidad, la del ultracapitalismo y la de la diversidad étnica: Edmundo Val, el abogado del Estado que por un quítame allá esa rebelión se quedó a la luna de Valencia, Marcos de Quinto, el expresidente de Coca-Cola en España, y la abogada calé Sara Giménez, respectivamente. El PP no iba a ser menos en punto a fichajes heteróclitos, y en tanto replica el de Giménez con el del pastor evangelista Juan José Cortés, echa mano de una aznarista, Cayetana Álvarez de Toledo, y de un moderado, el periodista Pablo Montesinos.

Vox, como es de otro mundo, de un mundo pretérito, ficha, cómo no, a todo un general de brigada, el señor Rosety; Podemos, lo que queda de él, ficha poco porque no debe resultar atractiva su posición de descenso en la tabla, y el PSOE, que pese a la limpia de susanistas puede ir tirando de cantera, está tan feliz con su estrella del baloncesto. Todos fichan y fichan, como burlándose un poco, en el fondo, de los electores.

Buscando un Messi

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