PEROGRULLO

Cuando Sancho Panza pregunta a la cabeza si tendrá otro gobierno, si volverá a ver a su mujer y a sus hijos, si saldrá de la estrechez de escudero, aquella le contesta que gobernará en su casa y que si vuelve a ella verá a su mujer y a sus hijas además de que también dejará de ser escudero. 
Ante estas verdades, Sancho Panza le llama profeta a Perogrullo. A lo que Don Quijote contesta llamándole: “¡Bestia! ¿No basta que las respuestas que esta cabeza ha dado correspondan a lo que se pregunta?”. 
A lo que Sancho responde que sí basta, pero que le gustaría que se declarara más, que dijera más. 
Llegados a este punto, de nuestro Perogrullo particular que es Mariano Rajoy, el cual nos había prometido ínsulas y marquesados, también esperábamos más, que al menos tuviera un discurso y que no solo se destapara a última hora con esa verborrea equívoca y perogrullesca que nos tiene aterrorizados cuando se asoma, día sí, día también, ahora por la televisión a hacer de profeta gesticulante. Como tampoco podemos asegurar que Perogrullo haya existido, ¿existe Rajoy?

PEROGRULLO

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