Las palabras heridas

En cualquier debate lo que ha adquirido carácter de significado es la sospecha. Como no hay nada definido, lo primero es juzgar las intenciones.
¿De dónde viene esto? Desde la palabra electoral, lo dicho ha entrado en una especie de guerra-civilismo en donde ya se da por entendido que no nos vamos a poner de acuerdo. Las palabras ambiguas tienen esa responsabilidad.
¿Qué es la ambigüedad? Es la posibilidad de que a nadie lo cojan en un renuncio; es, justo, lo contrario a la claridad. Lo público forma comunidad, lo privado individualidad; los dos tienen que ser rentables, pero aquello es rentable para todos y esto únicamente es para mí aunque dé un servicio.
¿Puede ocurrir eso con la sanidad, la educación o la justicia? ¿Por nacer diferentes podemos morirnos antes o no tener la posibilidad de educación o no defender nuestra inocencia? ¿Es el nacimiento un estigma para toda la vida?
Gestión es la palabra ambigua, la sospecha; ¿se gestiona mal lo público para entregarlo en manos privadas? Ambiguo, equívoco, se aplica a lo que puede tener más de una interpretación. Da miedo.

Las palabras heridas

Te puede interesar