La vieja y la nueva política

Siempre quedará la duda sobre lo que sucede de verdad entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Cuando se los ve juntos es difícil colegir que haya enfrentamiento. A lo mejor es verdad que no lo hay, pero en tal caso se trataría de seres un poco sobrenaturales. Lo que en cualquier caso se deduce es que son personajes distintos si se comparan con lo que han sido siempre los políticos. En los demás partidos los enfrentamientos son indisimulables y es imposible concluir que pueda existir colaboración sincera. A lo mejor nos tapan la realidad, pero a lo mejor están sentando las bases de un cambio en las relaciones entre políticos de un mismo partido. Hagan la prueba e imaginen qué diríamos si observáramos tales modos de proceder entre políticos de otros colores. Porque en la política tradicional damos por hecho que sus protagonistas son máquinas de ambición personal con pocos escrúpulos.
Ya es significativo que los observadores nos detengamos en lo que hacen y dicen los dos dirigentes de Podemos, aunque algunos lo hagamos más allá del morbo y poniendo como telón de fondo la regeneración política. Por eso la atención sobre sus declaraciones. Nadie imagina cosas parecidas entre protagonistas de otras formaciones. No es necesario aludir a lo que sucede en el PSOE, con Pedro Sánchez y Susana Díaz, que solo muestran insinceridad en sus manifestaciones. Y habría que hablar también de lo que pasa en el seno del PP, algo terrible por los enfrentamientos con que nos obsequian.

La vieja y la nueva política

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