LA PAJA, LA VIGA Y EL VACÍO DE PODER

Es justo y saludable que los partidos se echen en cara los problemas de corrupción. Lo que ya no es tan saludable es que lo utilicen como coartada de los casos propios o que comparen de forma ridícula la importancia de los ajenos con los propios cuando esa comparación da mucha risa. Los especialistas en estas tretas son algunos dirigentes del PP, cuando la gravedad de sus problemas en ese campo es infinitamente mayor que los de cualquier otro. Sería mucho mejor gastar sus energías en comprometerse en la lucha contra la corrupción y hacerlo de manera creíble y siempre con un tono de arrepentimiento y de propósito de la enmienda. Lo peor es regocijarse cuando surge alguna podrida de otros que les permita las afirmaciones de que lo de los otros es lo más terrible del universo. Vean lo que pasa en los medios ultras especialistas en ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Esos medios pueden inducir a confundir a la gente, pero los máximos perjudicados son ellos mismos, por el destrozo que infieren a su credibilidad. Convertir errores administrativos en pecados capitales es la mayor sinvergonzonería imaginable.
Este es uno de los acompañamientos al problema del vacío de poder que España padece desde hace tres meses. El otro acompañamiento es la tragedia de los refugiados originada por las guerras de Siria y alrededores y que el vacío de poder enmaraña más la situación. Hasta el punto de que en el Gobierno provoca contradicciones entre sus miembros. Pero benditas sean estas por conseguir que no haya un seguimiento ciego del Ejecutivo respecto de las siniestras pretensiones de la UE en materia de expulsiones masivas de los refugiados. Benditas contradicciones si por fin llevan a que España y sus políticos se nieguen a bendecir la canallada de las expulsiones. Lo deseable sería la unanimidad de los españoles. Ya dije alguna vez que los padres fundadores de Europa se volverían a los cielos si retornaran y vieran en lo que está quedando su obra histórica. Pues está quedando en una organización de mercachifles desvergonzados y egoístas que quién sabe si lo mejor no sería su autodisolución.

LA PAJA, LA VIGA Y EL VACÍO DE PODER

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