El más que tardío adiós al Valle de los Caídos

a exhumaciòn de los restos del gran dictador español, Francisco Franco, ha tardado muchos meses en solventarse, desde que el presidente en funciones inició el recorrido. Por muchas vueltas que le vengo dando al tema, siempre me paro en lo mismo: ¿Cómo es posible que ningún otro Gobierno ni presidente anteriores se propusieran llevar a cabo algo tan elemental como la anulación de una situación tan increíble como la que hemos vivido durante tantos años?: la presencia protagónica de los restos de Franco en el Valle de los Caídos más allá de un corto período de tiempo imprescindible para los preparativos y ejecución de algo tan democráticamente elemental.
Se entiende que tal cosa no ocurriera con los primeros Gobiernos de la democracia anteriores al de Felipe González. Pero que éste no pusiera en marcha el mecanismo es algo muy difícil de entender. Felipe llegó al poder en España con el apoyo de una gran mayoría de los electores de este país y pasado un tiempo inicial que no parecía el adecuado para tomar semejante decisión. Pero con Felipe González las cosas ya experimentaban un cambio sustancial en el proceso político postransicional que permitía y exigía la decisión que ahora protagoniza Pedro Sánchez. No entiendo por qué no se hizo cuando era debido y seguiré dándole vueltas al tema con la intención de que mi mente se ilumine y llegue a la comprensión de lo sucedido.
Tampoco es fácil de comprender por qué no se hizo en el tiempo de Rodríguez Zapatero (2004-2011), transcurrido ya un tiempo sustancial y teniendo en cuenta el decisionismo de este presidente en materia de democratización y de avances en el proceso iniciado con Adolfo Suárez y la UCD. Lo único que se me ocurre es manejar la razón de la falta de presión política y popular para que se restableciese al menos el sentido común político al cabo de tantos años ya. Es evidente que a los Gobiernos de izquierda de hoy habría razones más poderosas para exigirles mucho más que a los de derechas.
Es verdad también lo de la escasa presión popular en ese sentido durante tantos años, que suman, como se sabe, más de cuarenta. Lo que sí es exigible a la derecha sería una mayor contención en su falta de interés y en algunos casos incluso en su complacencia por tener los restos de Franco en lugar de tanto honor y tan pomposo homenaje. La verdad es que solo entiendo que Vox se manifieste como lo hace, debido a su evidente coincidencia con la ideología que caracterizó al Caudillo y su régimen. Pero quiero dejar muy claro que con la excepción de ese partido de ultraderecha, la actitud de los demás partidos conservadores viene siendo más que tolerante.
Y la actitud de la derecha democrática ante el asunto y su a veces desvergonzado apoyo a la permanencia de los restos en el Valle de los Caídos es algo de lo que supongo que tendrán que arrepentirse más tarde o más temprano. Es que han llegado a ejercer una clara crítica a la actitud de los partidos de la izquierda en este contencioso. Como en otros diversos asuntos, sólo Pablo Casado ha mostrado una actitud bastante más comprensiva que los otros, algo que sin duda habla en su favor.
Y el comportamiento de la familia Franco en estos largos años tendría que haber sido más discreto y menos extremista, lo cual habría ayudado bastante en el proceso de pacificación de los espíritus de los españoles, que podría haber caminado con mayor rapidez y favorecido la entrada de una mayor tolerancia democrática en sus corazones. Pero creo que todo el mundo está a tiempo de rectificar sus errores y de limpiar un pasado que nunca debió ser tan largo e intolerante. Porque los extremismos en estas materias siempre han sido un dato muy negativo para la convivencia en paz de todos los españoles.

El más que tardío adiós al Valle de los Caídos

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