La marea, las meigas y la pleamar

Hace unos días publicaba un comentario sobre el desencuentro del Consistorio con la Asociación de Meigas y la Comisión de las Hogueras de San Juan, la responsable en gran medida de que “A Noite da Queima” de A Coruña figure entre las mejores fiestas de España y luzca la consideración de ser declarada de Interés Turístico Internacional. Finalizaba dicho comentario llamando la atención de los “incrédulos” con un “¡ojito con las Meigas!”, porque en ocasiones estas hechiceras pueden echar mano  de su poder de encantamiento y conjurar “meigallos” y no precisamente benéficos, según sus “creyentes”. 
No creo en las meigas, aunque como gallego siempre me queda la duda de su existencia. ¿Tendrá algo que ver la Asociación de Meigas con la situación de que “A Noite da Queima” de este año pase por dificultades que impiden una celebración adecuada en los arenales de Riazor y el Orzán? Claro que no, porque, que uno sepa, en su reciente Aquelarre no se echó ningún “mal de ojo”, sino que se exaltó con espíritu poético a las Meiga Mayor y las Meigas de Honor que hasta hace poco se encargaban de encender la mecha de la falla central después de recorrer parte del Paseo Marítimo sobre unas carrozas que ponían en pié de fiesta a miles de personas a su paso. 
Dicho esto, la noticia de un parte meteorológico adverso “culpa” a las mareas, a la pleamar, de que el operativo de la instalación de hogueras en las playas y que estas tengan que desalojarse cuando el ambiente festivo  suele ser más intenso. 
O sea que la marea viva, es la que se encarga  este año de “aguar” la celebración. Nada que ver, por tanto, con las meigas, aunque la inoportuna coincidencia, haga pensar a los “creyentes del meigallo” que estas hayan arrimado el ascua de sus conjuros a la causa. Tonterías. 
De todas formas no estaría mal que para el próximo año no se echara más leña al fuego de las hogueras, se limaran asperezas y el Ayuntamiento y la Comisión de las Hogueras de San Juan, con la Asociación de Meigas llegaran a una colaboración mutua para engrandecer aún más, si cabe, esta fecha señalada, sin desalojos, claro está con el consiguiente “permiso meteorológico”. Y mientras tanto, prudencia. 
 

La marea, las meigas y la pleamar

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