Llegó Madness y mandó bailar

Sobre 20.000 personas –sin contar los vecinos asomados a las ventanas– se dieron cita en la segunda jornada del Noroeste Pop Rock, que tenía a Madness como grupo imán. Tarde noche agradable que propició una mayor asistencia de público –sin “agobios”– en la playa de Riazor y aledaños para presenciar el concierto del grupo “emergente” Bourbon Queen, que salió “rabioso” al escenario para mostrar unas credenciales musicales adquiridas en los territorios del “hard blues rock” de procedencia sureña, que les están permitiendo circular por los senderos del rock cabalgando sobre su recién editado disco “Blood, rock & tears”, que desnudaron en directo con un protocolo de guitarras aullando y una contundente secreción rítmica, que daba estímulos al “front line”, incansable en las tablas con una visión de la escena musical stoniana, en la que no faltan polémicos comentarios.
Notable actuación como también fue la de Ánima, segundo grupo “emergente” en las labores de levantar el “telón invisible” del escenario de Riazor, que con su “rock sin complejos” de compacta “mesura” instrumental, no exenta de brillantez y contundencia en su pegada, llenó de alborozo a los playeros que a medida que pasaban las horas y llegaba la noche iban tomando posiciones en la arena, y en el Paseo Marítimo. Presentaron su disco “Tresmilonce” dejando un buen sabor de boca y la constancia de que la cantera local tiene una vida musical muy útil.
De esta cantera salieron hace años Los Eskizos, que de nuevo, después de 22 años, volvieron al NPR con su música mas “endurecida”, elaborada en el paso del tiempo en caminos “garajeros” musicalmente “multidisciplinares” que a su brío de antaño arrimó una renovada ilusión como muestra de que aún “están vivos” y “colean”. Tras ellos, y ya con la playa y el paseo, “a tope” llegaron los esperados Madness que dieron al público lo que quería: música para mover el “eskeleto”. Y lo hicieron con un concepto de show divertido, musicalmente “skatalítico” y brillante, que hizo “botar” a la multitud al compas de sus clásicos. Buena organización, buena producción, buen sonido y buena música. El año que viene más NPR.

Llegó Madness y mandó bailar

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