UNA “LÁGRIMA” POR PERET

De vendedor ambulante,el hoy considerado como creador de la rumba catalana, llegó a la popularidad a traves de las discotecas de moda de finales de los años 60, en las que los discjockeys programaban música anglosajona y de los grupos españoles pop de la época.
Al llegar la medianoche, la programación sufría un cambio musical brusco y salian a las pistas las rumbas de Peret y el ambiente se tornaba “festivo”, con “tracatrás” palmeros.A partir de ahí,y de la canción “Una lágrima” grabada en 1967, que era una versión de un vals del maestro Monreal,Peret se salió de las discotecas para convertirse en un habitual de las canciones de verano donde sus canciones, potentes y vertiginosas, con influencias del mambo, la guaracha y el rock and roll, sonaban constantemente en emisoras de radio, máquinas de discos, tabernas, casinos, discotecas, guateques y fiestas. Las orquestas incorporaban canciones de Peret como “El gitano Antón”, “Don Toribio Carambola”, “Saboreando”, “¡Lo mato!”, “Si fulano fuese mengano”, “Chaví”, “Canta y sé feliz” –con la que participó en el Festival de Eurovisión de 1974–, “Qué cosas tiene el amor”, “A mí las mujeres ni fu ni fa”, “Castigadora”, “Tracatrá”, etc. Coincidiendo con el “boom” del turismo en 1971, Peret graba “Borriquito” y exporta sus canciones a nivel internacional. En pleno éxito, en 1982, abandona su actividad artística y Pedro Pubill Calaf ingresa en la Iglesia Evangelica de Filadelfia, como “Hermano Pedro. Vuelve después de nueve años a la música, como productor discográfico, reapareciendo en los escenarios, y editando discos, de forma esporádica. Peret nunca llevó muy bien que  considerasen sus canciones como “objeto de cachondeo festivo”, pero se “consolaba” de esas “descalificaciones” al comprobar como sus canciones arrasaban en las listas y era recibido en Europa y Sudamérica como un auténtico “embajador del sabor”.
El siempre reivindicó su doble influencia de Elvis y Pérez Prado, y con su “ventilador” –que consistía en “golpear la parte inferior de la guitarra con la palma de la mano abierta, haciéndola sonar como un bombo, tras rasgar las cuerdas y bajar la mano, completando la suerte utilizando las palmas, reacompasadas, a la manera de segunda percusión, toda una máquina de ritmo– se convirtió  en un icono de la música populat española, con su rumba catalana.

UNA “LÁGRIMA” POR PERET

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