Una cuestión de necesidad

 Hacía tiempo que no sentía tanta desazón, tanta tristeza, tanta impotencia. Creí entender a Marco el primer día que hablé con él. Después de lo vivido el sábado pasado, sé que ni de cerca lo comprendÍa. Ahora entiendo perfectamente su mirada, su preocupación. 
A medida que se iban hundiendo las botas en el lodo iban apareciendo restos de bicicletas, de coches, pantallas de ordenadores, carritos de bebé, televisores, neumáticos, uralitas, plásticos varios, así hasta juntar casi dos toneladas de residuos. Dos mil Kilos de basura recogidos entre las cerca de 150 personas que colaboramos ante la llamada de un vecino de Vilaboa, un vecino desesperado, un vecino que ya no sabe qué hacer para hacernos entender la dimensión de la catástrofe que sufre la Ría del Burgo.
La llamada fue todo un éxito. Los que a ella acudimos nos enfundamos en los buzos blancos y guantes en mano, guiados por las mariscadoras, intentamos retirar todo lo que pudimos mientras la marea nos dejó. Si en unas horas, unos pocos voluntarios conseguimos sacar tanta basura, ¿por qué los ayuntamientos implicados no se animan de una vez por todos a poner medios para limpiar, al menos, la superficie? ¿Acaso la imagen desplegada este pasado sábado no les es suficiente para pasar a la acción? Dejemos el tema de los lodos, el dragado de la ría, para ejecutar con los fondos europeos. Mientras esperamos no parece tan difícil realizar algún tipo de acción en la superficie. Como dice Marco, todo lo que consigamos sacar no se queda en la ría.
Y por supuesto, una vez fuera de la ría, a quien corresponde debe de actuar con inmediatez y retirar los residuos separándolos para llevar cada uno al punto adecuado. Este trabajo nunca debe de ser una excusa, debería de estar consensuado entre las diferentes concejalías. Puedo entender que en esta ocasión los haya cogido desprevenidos, porque quizá no contaban con el éxito de la operación limpieza. Pero pueden ya tomar nota porque esta acción volverá a repetirse cuantas veces haga falta para concienciar de que se trata de una necesidad, no de un capricho o rabieta.
Marco lo tiene muy claro, mientras los ayuntamientos no se impliquen él seguirá con sus llamadas a las que seguirán sumándose más y más voluntarios. Y es que este vecino ha demostrado que cuestión de voluntad, de cooperación, de entender la necesidad que tiene esta ría de que la socorran. Es, además, un buen ejemplo de cómo puede funcionar un área metropolitana, comprometida y decidida a organizarse para conseguir que todo funcione de manera planificada para atender las necesidades y problemas de los vecinos afectados. 
Los vecinos lo tienen claro, las imágenes no dejan lugar a duda, ¿qué impide que se retire de la ría toda esa basura? Y podemos incluso preguntarnos, ¿por qué no le ponemos freno a la que se tira cada día a la ría? Todos los problemas, o al menos parte de ellos, se pueden remediar con prevención. En este caso, hay un foco perfectamente localizado ¿Por qué no hacerle frente? Y para atajar este problema, las competencias están claras. No hay excusas.

Una cuestión de necesidad

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