Gracias eternas, Arsenio

Somos muchos los que pensamos que el fútbol es la más importante de las cosas menos importantes, pero aquí en A Coruña ocurrió que en un determinado momento el fútbol ocupó un lugar preferente entre las cosas importantes de nuestras vidas, incluso en la de muchos no futboleros, y nos dio la visibilidad nacional e internacional que sin el Dépor no tendríamos. Cierto es que el Dépor no es solo Arsenio, ni mucho menos, pero también es cierto que el camino del Superdépor lo marcó Arsenio.
En pleno apogeo, por los años 92,93 y 94, se decía que el Dépor era el segundo equipo de todos los españoles. Y eso no se consiguió solo con fútbol. Se necesita algo más para llegar al alma de tantas personas.
Y eso es lo que hacía diferente a Arsenio... Logró llevar el vestuario como si fuese una familia, con un paternalismo sin imposturas ni finimentos. Eran sus “neniños” y los cuidaba y protegía todo lo que podía del mundo exterior. Y como lo hacía de corazón, los jugadores se lo creían, “ os nenos” y los aficionados, los de aquí y los de fuera. 
Es evidente que Arsenio sabía de fútbol, pero también sabía cómo manejar egos y como llevar el mensaje a la afición. Sus ruedas de prensa acabaron por convertirse en clases de filosofía, de retranca gallega o de decirlo todo sin pronunciar palabras. Arsenio era diferente, imprevisible... genial.
Pero como entrenador del Dépor lo tuvo tan claro que logró resumirlo todo en dos palabras: orden y talento. Y, efectivamente, no se necesita más. Ni menos.
No vamos a repasar los éxitos porque el Superdépor, el gol de Vicente o la Copa del Rey ganada al  Valencia son hitos imborrables. Me voy a referir a dos partidos que acabaron mal pero no en fracaso, porque fracasar es otra cosa. El partido del penalti de Djukic y el de la UEFA en Dortmund. La rueda de prensa más mítica de la historia del fútbol español la dio Arsenio después de perder la liga tras fallar un penalti en el último minuto del último partido de liga. Aquel “ mucho que decir, poco que contar” es pura genialidad. Y en Dortmund, donde merecimos ganar pero acabamos perdiendo en la prórroga, al llegar a la sala de prensa, Ottmar Hitzfeld, el entrenador del Borussia, inició la disertación pidiendo un aplauso para el entrenador del Deportivo, para Arsenio.
Por todo ello, por los logros deportivos y por la forma de conseguirlos y los valores del mejor coruñesismo que enseñó al mundo, aprobamos, que duda cabe, el nombramiento de don Arsenio Iglesias como hijo adoptivo, el otorgamiento de una vía pública y que los campos de la Torre lleven su nombre. 
Don Arsenio Iglesias, gracias por todo o que lo que nos hizo sentir, gracias por todo lo que nos dio, a los aficionados del Dépor y a los coruñeses. Personalmente, me siento una privilegiada por empeza mi vida profesional aprendiendo de Arsenio y ahora tengo la inmensa fortuna de formar parte de la Corporación Municipal que ha aprobado este merecido homenaje que ha partido de mis queridos compañeros Alfonso Hermida, Moncho Viña y Adrián Viña. A ellos, también, gracias.

Gracias eternas, Arsenio

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