DE CUMBRES Y ALERTAS

Las miradas de todo el mundo vuelven a estar centradas en París. En esta ocasión el motivo es la celebración de la cumbre del clima en la capital francesa. Ya ha pasado la primera semana, una semana de discusiones y fruto de la cual ha surgido un primer borrador de cuarenta y ocho páginas, en el que todavía faltan por matizar muchas cosas. Se afronta ahora la última semana. Será el momento de las negociaciones que sirvan para alcanzar un acuerdo que pueda servir para limitar el calentamiento global. Un acuerdo en el que se busca la implicación de todos los estados y que tiene muy presente el fracaso que supuso Copenhague 2009.
Y en medio de todo esto, una auténtica llamada de atención llega desde China, uno de los países más recelosos a tomar medidas destinadas a la limitación de emisión de gases contaminantes. Pekín, por primera vez en su historia, ha declarado la alerta roja por contaminación. Después de haber alcanzado los peores niveles de los últimos años y luego de un par de días de tregua, la polución ha terminado por doblegar a los gobernantes chinos que no han tenido más remedio que proclamar la máxima alerta. 
Entre las medidas previstas por las autoridades está la suspensión de las obras de construcción, la recomendación del cierre de colegios o la prohibición del tráfico de vehículos pesados y limitación del resto de tráfico.
China es el principal emisor de dióxido de carbono y se calcula que en 2013 emitió el doble que EEUU, la principal potencia del mundo. Pekín ha prometido que empezará a recortar emisiones a partir de 2030 y reducir su consumo de carbón en 100 millones de toneladas para 2020. Una cantidad insignificante comparada con los 4.200 millones de toneladas que consumía en 2012. También ha asegurado que en cinco años habrá recortado en un 60% los principales contaminantes liberados por las plantas eléctricas a base de carbón.
Veremos ahora si la alerta roja declarada en Pekín sirve para que las autoridades se planteen la necesidad de tomar medidas más drásticas en un horizonte a más corto plazo. China hasta ahora se había convertido en uno de los países más reticentes a tomar medidas aduciendo su necesidad de desarrollo. París se presenta como un hito que puede resultar fundamental de cara a la supervivencia del planeta. Y es que no sirve de nada negar el cambio climático cuando el 97% de los estudios científicos realizados lo respaldan.

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