Realidad compleja

Araíz de los desastrosos resultados obtenidos por Podemos en las últimas elecciones autonómicas, la portavoz de la Ejecutiva ha dicho que van a hacer una reflexión, ejercerán la autocrítica, pero que no se cuestiona el liderazgo de los dirigentes -incluida ella- porque “la realidad es compleja”.

No suelo estar de acuerdo con muchas de las propuestas de Podemos, pero comulgo por completo en esa calificación de la realidad, como realidad compleja. En efecto, sales a la calle, y ves personas, comercios abiertos, comercios cerrados, transporte público, edificios por cuyos portales entra y sale gente, automóviles que se deslizan por la calzada... no cabe duda de que la realidad es compleja y poliédrica y, según las horas y los días de la semana, incluso variable.

El más mínimo sueño o ideal lo pones frente a la realidad, y se desluce mucho, incluso parece que es difícil poder insertarlo. Woody Allen, cuya autobiografía acabo de leer, decía en otro de sus libros que odiaba la realidad, pero -añadía- “¿En qué otro lugar puedes encontrar un buen bistec para la cena?”, y quien dice un bistec puede referirse a un escaño, una vicepresidencia, un ministerio...

La realidad es tan compleja y la modifican tantos factores a todas horas que me quedó muy asombrado cuando, ante esta complicada realidad, se pretende transformarla con fórmulas, no ya simples, sino simplistas. ¿Todo es más fácil suprimiendo la monarquía e instaurando la república? Si resulta tan eficaz ¿Por qué no lo hacen Reino Unido, Suecia, Holanda, Bélgica o Dinamarca? ¿De verdad que la Economía se arregla subiendo los impuestos? ¿Por qué en otros países los bajan? A lo mejor la Economía es tan compleja en la realidad como una realidad cualquiera. Y la realidad es difícil de entender sobre todo desde el maniqueísmo político, esa grosera división de ellos y nosotros, porque en la puñetera realidad ellos y nosotros estamos mezclados en el trabajo, en la calle, en el barrio e incluso en la cama.

Realidad compleja

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