Prisión preven... ¿qué?

Hay choricillos del caso ERE, caza menor, que se encuentran o han estado en prisión preventiva por temor a que destruyeran pruebas. Es el criterio que se sigue con la caza mayor –Correa, Mario Conde–, pero de la que parecen librarse ejemplares de la caza mayor, como Rato y el clan Pujol. El caso de los Pujol es más irritante, porque parece que el investigado Jordi Pujol Ferrusola, el famoso junior, evadió 4,5 millones de euros, mientras estaba bajo vigilancia, cantidad de dinero que ya es de imposible localización, con lo que lo que los contribuyentes, gracias a la inestimable colaboración de los jueces, hemos hecho de putas que, además de no cobrar, hemos tenido que pagar la cama.
Que los Pujol son cínicos era sabido. El patriarca, cuando el enorme pufo de Banca Catalana, ya dijo que iban contra Cataluña, no contra el estafador que nos costó un montón de dinero. Ahora, el hijo, buen alumno, es capaz de seguir estafando. No lo pueden resistir. La lujuria del dinero les impide detenerse. Debe ser un caso de dineropatía, cleptómanos del presupuesto público, de la comisión, la gula del fraude. Claro que para seguir ejerciendo su avilantez hay que contar con la colaboración, casual o involuntaria, de unos jueces tibios, clementes, o que piensan que la prisión preventiva solo es para unos pocos.
Y estoy convencido de que los jueces han seguido las líneas del Derecho, pero la impresión que nos produce es que los Pujol son unos presuntos delincuentes tratados con una delicadeza de la que no gozaron otros presuntos delincuentes. Y no es bueno que las decisiones judiciales no las entienda la sociedad, y tengan que explicarse; cuando requieren explicación, es porque el sentido común parece ajeno a las mismas. Y eso produce algo tan perverso como la desconfianza.

Prisión preven... ¿qué?

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