AGOSTO

Tal vez el tiempo, además de hacerme cada vez un poco más viejo, me vuelva también más pesimista, nostálgico o melancólico, no lo sé. 
Les aseguro que me resisto, pero reconozco que en ocasiones acabo sucumbiendo. Algo así suele pasarme al llegar cada mes de agosto. 
Debiera estar contento porque es tiempo de vacaciones, playa, sol, terracitas y música por todas partes, y por ese lado confieso que estoy encantado. 
Pero esas noches cálidas y largas, en las que cuesta conciliar el sueño, también traen recuerdos pasados y reformulaciones vitales, sin contar con que es el mes en que perdimos a Machín, Elvis, Marilyn Monroe o Lauren Bacall, episodios terribles que van marcando nuestra existencia como muescas indelebles. ¿Cómo soportarlo? Pues, en mi caso, tomando unas cortas vacaciones en uno de esos lugares favoritos que todos tenemos, y consolándome con que, en agosto, hasta los políticos descansan.

AGOSTO

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