¿Se desinfla Podemos?

Pablo Iglesias lo ha reconocido: Podemos ha sufrido un fuerte revés en las urnas vascas y gallegas.

Lo que ya no sabemos es el análisis, el de verdad, que hacen o harán los líderes podemitas sobre este doble fracaso.

La realidad es que Podemos ha ido perdiendo fuelle desde aquellos momentos germinales en que soñaba y le parecía posible hacer el sorpasso al PSOE.

El error que pueden cometer Iglesias y los suyos es no reconocer errores y buscar culpables fuera.

Me atrevo a opinar (ya se sabe que opinar sobre Podemos es peligroso si no se coincide con ellos) que el problema que tiene la formación morada es la crispación permanente a la que intentan someter a la sociedad. Más que alternativas políticas para hacer una sociedad más justa lo que hacen es querer destruir el armazón constitucional que está en pie. Hablan con demasiada rabia y desprecio de ese armazón olvidándose que la Constitución fue aprobada por una inmensa mayoría de ciudadanos, que no fue obra de cuatro políticos encerrados en un despacho, sino fruto de la demanda de la sociedad.

Querer volver a la casilla de salida obviando el mucho camino andado en estos últimos cuarenta años en que nuestro país puede mirar de tú a tú al resto de los países europeos, en el fondo demuestra un enorme desprecio no solo a los políticos que han venido gobernando hasta ahora, sino a los mismísimos ciudadanos.

Hay demasiada acritud en los discursos y gestos de Pablo Iglesias y compañía. En vez de buscar consensos riñen a los ciudadanos y señalan con saña a todos aquellos que no les dan la razón o se atreven a discrepar aunque sea en lo mínimo con sus postulados.

La sociedad española que sin duda necesitaba un cambio y apostó por ese grupo de jóvenes que lideraron el 15M, puede que se esté cansando de esa estrategia de la tensión permanente, de esa política de sal gruesa, de esa manera de actuar en que no hay margen para la discrepancia, que se exigen estar con ellos o contra ellos, sin matices.

Pablo Iglesias y sus compañeros han tenido la enorme suerte de llegar al Gobierno con tan solo treinta y cinco escaños gracias a la debilidad y el miedo de Pedro Sánchez de no poder afianzarse en la Moncloa. Podían haber aprovechado ese salto cualitativo en su trayectoria política para comprender que se gobierna para “todos” los ciudadanos no solo para los que les votan, porque si solo gobiernas para los tuyos estas imponiéndote sobre el resto de la ciudadanía y eso ya sabemos dónde conduce.

Me parece a mi que el gran fallo de Podemos es que no conjugan el verbo diálogo y que les produce urticaria buscar puntos de acuerdo con quienes no piensan como ellos. Les falta una buena dosis de humildad y ser capaces de escuchar a los demás.
Puede que el fracaso en las urnas les haga rectificar. Veremos.  

¿Se desinfla Podemos?

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