Confinar o no confinar, esa es la cuestión

Tendremos que esperar más allá del día 9 para saber si el Gobierno aprueba un nuevo confinamiento. Un confinamiento total. Por ahora, Asturias, Ceuta y Melilla lo han pedido formalmente mientras que Castilla y León y Castilla-La Mancha no descartan pedirlo, Andalucía se resiste pero sin descartar y así otras Comunidades Autónomas.

Desde el Gobierno, el ministro Illa, la portavoz María Jesús Montero además de la mismísima vicepresidenta Calvo, piden paciencia hasta saber si las últimas medidas adoptadas con el “Estado de alarma” dan frutos.

Mientras tanto, en otros países europeos, ya se están adoptando medidas contundentes que rozan casi el confinamiento, porque hasta ahora quedarse en casa ha demostrado ser la mejor opción para cortar la transmisión del coronavirus.

Como no soy médico ni experta en virus, no voy a pontificar sobre lo que más nos conviene pero quizá nuestro Gobierno no debería desdeñar algunas de las medidas que están adoptando países como Francia o Alemania. También diré que tengo la impresión que prohibir estar en la calle entre las 12 de la noche y las seis de la mañana sirve de poco, solo hay que salir entre esas horas para comprobarlo. En cuanto a los confinamientos perimetrales, por lo menos tal y como se hacen en Madrid, son poco más que un brindis al sol. En primer lugar porque son numerosas las causas por las que se puede salir de ese confinamiento perimetral :trabajo, estudios, gestiones,etc. Lo que supone que a diario cientos de personas supuestamente confinadas dentro de un perímetro de su ciudad, no tienen ningún problema para trasladarse a otras zonas. Es más, me atrevo a decir que muchos ciudadanos ni siquiera saben si la calle en la que viven pertenece al perímetro supuestamente confinado.

Hace unos días paseando por Madrid observe en una de esas calles supuestamente “cerradas” que la gente seguía con sus actividades como las venían haciendo hasta ahora. Lo insólito es, insisto en que hablo de Madrid, puedes encontrar que en una calle una acera está confinada y en la de enfrente no. Tamaño despropósito hace que los ciudadanos no sepan a qué atenerse.

Por otra parte, habría que preguntar si se están haciendo test a la mayoría de la población y si hay rastreadores suficientes para poder afirmar que el virus se controla o no. Si no se hacen test es evidente que las cifras oficiales de los contagios bajan pero claro está no se corresponden con la realidad.

Y mientras tanto el Gobierno ausente. O mejor dicho, el Presidente de Gobierno ausente. Supongo que sus asesores quieren preservarlo para que no se “queme” y así son otros los que corren con el desgaste.

En todo caso resulta desolador que el Presidente de Gobierno no sea capaz de liderar en primera persona la lucha contra la pandemia, que, hoy por hoy, es el principal problema que tenemos como sociedad ya que el maldito virus condiciona todo lo demás.

Pero mientras los ciudadanos vivimos angustiados a causa del virus y de la situación económica, desde el Gobierno se está llevando a cabo una elaborada gestión de ingeniería social que va a producir cambios en nuestra configuración política ,de valores y de convivencia. Sin ir más lejos y orillando la Constitución, el Gobierno quiere aprobar una reforma de la educación en la que el castellano deje de ser la lengua vehicular de todo el Estado. Es otro peaje más de los que el Gobierno paga a los partidos independentistas para que le mantengan en la Moncloa. Desolador. 

Confinar o no confinar, esa es la cuestión

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