“El sur tampoco existe”

En el imaginario Sur habitan, y lo reconocemos, las más justas y señeras de nuestras causas, la pobreza, el abandono, la injusticia, la crónica insolidaridad de Occidente, el Norte. A esa referencia ponemos rumbo en cada uno de esos luminosos actos en los que por no decirnos cosas peores nos decimos ser sus defensores.
Nigeria también está en ese Sur y en ella campea el grupo terrorista Boko Haram, una puñado de seres que, descreídos de los hombres que son, han dispuesto imponer a Dios para que los gobierne, de su mano, como a las bestias en que se han convertido. Su última hazaña en este camino hacía esa redención, que no es sino entrega y carencia del más elemental sentido de humanidad, han secuestrado a doscientas niñas para convertirlas al Islam por la vía del terror.
EL crimen y  la respuesta que merecería  y la que se le ha dispensado por parte del Norte, me lleva a concluir que el Sur no existe, que no es sino esa mendaz metáfora con la que designamos nuestra indiferencia hacia todos esos lugares en los que ordena la injusticia social y de su mano toda atrocidad imaginable. Un lugar que no resiste orientación posible, que está siempre lejos y siempre al lado. Pueblos, naciones, barrios de nuestras ciudades, que más da, pero siempre ahí reclamándonos en una atención a la que no sabemos ni podemos dar otra respuesta que la de colgárnosla de la solapa para que, de vez en vez, se nos celebre como es debido y merecemos.

“El sur tampoco existe”

Te puede interesar