SORTEO Y ELECCIONES

Lotería y elecciones, casi “ná” ¿cómo no sentirnos como ludópata en casino? Sino es la urna es el bombo, sino es el candidato es el décimo, sino es un golpe de suerte es la suerte de golpe. Cuando no vocean la ambición los candidatos lo hacen los niños de San Ildefonso. Criaturitas, víctimas de nuestros anhelos en pos de una sociedad que se llama como lo peor de nosotros.
El voto es secreto, el billete un secreto, los dos pronunciados al final a voces, pero que guardamos celosos. Los escondemos para ocultar nuestras intenciones, nunca de la medida de la sociedad a la que pertenecemos y nos debemos. Por esa razón debates y sorteos tienen tanto éxito. Giran unos y otros en el estruendo en favor de nuestro personal ruido. Todos los números están en el bombo, todas las promesas en las bocas de los lideres. “Días de todo vísperas de nada”, que afirma el agorero dicho que buscamos conjurar contando con todo sin contar con nada.
La lotería reserva un tanto por ciento de lo recaudado para el Estado y el Estado se reserva para los candidatos, esa es la única diferencia de esta fiesta a escote. Vivimos tiempos de ideologías presupuestarias y supuestos de azar. Por eso no resta sino sentenciar que urnas y bombos repartan suerte. Y si no la hay, a por el niño y la del niño. Cualquier cosa antes de toparse con la cuesta de enero sin billete y sin presidente que nos hagan soñar con eso que no somos capaces de imaginar.

SORTEO Y ELECCIONES

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