UNA MISMA AMBICIÓN

Auguran que lo sucedido en Grecia es el inicio de una guerra entre el doméstico “socialhumanismo” y el neoliberalismo salvaje. Conflicto que profetizan atenazará a España de la mano de Podemos. Sin embargo, yo creo que la batalla que se va a librar aquí es la de la orgullosa cartera contra el humilde monedero.
Altiva en lo elegante, elitista, repipi, ministerial, bancaria, notarial, intimidante e intrigante, la cartera. Enemiga del cambio y amiga del papel, lo hace a la perfección allí donde brilla lujosa la diferencia social y también la cuidada indiferencia personal. Allí donde se hace patente lo exquisito y brilla la moda cuando aún está y no es de outlet.
Enjuto, achaparrado, cetrino, currito, ajado, manoseado, acartonado, el monedero. Con su toque macarra en lo intelectual y lo mundano. Machadiano, orteguiano. Un poco Moscardó y un algo de Azaña. Intercinacionalista y provinciano. Comunista de cantina y consumista de lo cotidiano.  Frecuentado, atropellado, infravalorado, avaro a la par que regalado, tirado, atragantado, explotado, limosnero, niño siempre. Y siempre en el atranco de contar con ese cambio que nunca llega. Y feliz en la tesitura de que no cuente con él para ninguna aventura lejos del quiosco y el barrio.
El monedero le tiene inquina a la cartera y ella refinado asco. La eterna lucha de clases, solo eso. Porque cartera abajo todo es monedero y viceversa, y es que son dos, pero la ambición es una.

UNA MISMA AMBICIÓN

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