La traición de los magníficos

La novela “Los dueños de la tierra”, de D. Viñas, retrata a esos todopoderosos seres en los confines de la tierra, La Patagonia. Genocidio, opresión, la posibilidad, al fin, de gobernar a su capricho ese mundo que administran de espaldas a la desesperación de sus gentes.
Lo lees y lo entiendes como un crimen difícil de consumar en algún lugar que no sea aquel apartado espacio que se abre en ese infinito que es el Cono Sur de América.
Allí donde la tierra es olvido y a la vez memoria, donde la soledad tiene amos y la compañía esclavos, donde no caben los testigos ni tampoco dar testimonio ante ningún tribunal o comisión ética internacional.
Sí, se antoja que esas brutalidades solo tienen lugar en esos remotos lugares. Sin embargo, ocurren todos los días y en todos los territorios, con la única diferencia de que allí se les sigue llamando injusticia, y en otros, que pasan por ser más civilizados y cultos, nos referimos a ellos como elementales derechos y esenciales libertades, con un único fin, no combatirlos. 
Con la autoproclamación de Guaidó como presidente de Venezuela frente al dictador Maduro, hemos asistido en directo a una de esas representaciones.
Y no han sido pocos los que han tratado de ejemplarizar a favor de Maduro con el caso de Cataluña sin detenerse a pensar que ese otro lugar donde la grey de los amos reclama, sin derecho, y para sí, territorios y ciudadanos con el beneplácito de tan magníficos traidores.

La traición de los magníficos

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