“Algo habrán hecho”

El 15-M salimos a las plazas para exigirnos un cambio, no tanto ideológico como ético, capaz de producir una transformación real en la forma de entender y hacer política. Hoy por hoy, esa voluntad descansa en un grupo que ha traído como novedad lo más rancio de ese quehacer. La última puesta en escena, es verlos jaleando en el Parlamento a los padres de los agresores de Alsasua. Clamando por el rigor del Estado de derecho, expresión de nuestra voluntad democrática, frente a la de los “matones”. Postura que nos retrotrae a esas actitudes (equidistancia, eclecticismo…) que posibilitaron no solo la existencia de ETA sino el desprecio hacia sus víctimas.
En Alsasua no se golpeó a dos guardias civiles, sino a cuatro personas, de las cuales dos tienen esa profesión. Es importante señalarlo para así sentirlas en su verdadera esencia y condición. No números, no txakurras…, personas, que estaban en un bar divirtiéndose, y a las que un puñado de jóvenes, los viejos amos del lugar, agredieron causándoles graves heridas físicas y psíquicas, con la voluntad de ejemplarizar socialmente en el terror.
Heridas que han ido reabriendo sin el menor sentido ético ni tacto humano esa catarata de prácticas políticas, como la que aludo, que no han dudado en poner en solfa a las víctimas y legitimar a los verdugos, hasta conseguir que la sombra de la infame sentencia vuelva a planear sobre nosotros, “algo habrán hecho”.

“Algo habrán hecho”

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