Un real cuento

Hace muchísimos años en un país imaginario había un rey que tenía muchas cuentas –de ahí que comprara un palacio de diamantes– y una gentil pareja muy bonita, muy bonita, etcétera, etcétera. Fue tan famoso que hasta Rubén Darío le hizo un poema donde añadía un rebaño de elefantes…

Tal como está contado parece real, de verdad ¿a que sí? Intenté conseguir más datos de don Rubén pero no responde el contestador y me quedo sin saber si hubo en aquel país una comisión que investigara lo de los diamantes. Tampoco me puede responder, por tanto, qué pasó con el Rey.

Y con esto de “quédate en casa” al balcón no me llegan más que palomas mensajeras. Y así me entero que aquí hay un lío con el emérito y su hijo (F.VI) que no quiere heredar de su papá (J.C.) y que además le retira la pensión (194.232 euros al año) con lo que tenemos un parado más sin jubilación. Muchos que estamos en esa franja de mayores como don Juan Carlos (el emérito), le deseamos que estos problemitas tengan solución y doy por supuesto que al haber contratado, para su defensa, a un ex fiscal anticorrupción, es que sabe de qué van las cosas. 

En la radio otro jubilado le recomienda irse a vivir fuera pues aquí la vida está muy cara. Dejo este tema a la espera de conocer la opinión de los monárquicos que tanto le jalearon. 

Aquí con esto de la pandemia el personal no está para cuentos. Anda más bien cabreado, pidiendo cuentas y nadie sabe cómo acaba la pandemia que, según los pesimistas, puede acabar con cuatro millones de empleos. Y se añade a esto una crisis económica que pone los pelos de punta. Y un informe de CCOO señalando que durante el gobierno de los populares hubo un recorte de ocho millones de euros y el cierre de cinco mil camas, explica como “encontró” la pandemia a la sanidad pública española. 

Las cifras son elocuentes: Madrid tiene el triste récord de más contagios y la comunidad madrileña, con Aguirre al frente, es el mejor ejemplo de la privatización padecida en todo el país .Esto querido lector no es un cuento sino las cuentas reales según documentación que está al servicio de todos.

Queridos lectores: hago mía la llamada del Gobierno y les aconsejo que se queden en casa. Voy a ver, otra vez, El Padrino uno, dos y tres.

Un real cuento

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