Palabras, palabros y palabrotas

Usamos palabras, empleamos de vez en cuando palabros y hay ocasiones en que hacemos uso, y justificado, de palabrotas. Lo que es molesto y sin justificación es que nuestras autoridades, desde el Gobierno, usen las palabras como insulto a la ciudadanía. Falsas palabras, palabros y expresiones que parecen palabrotas.
Está el “jodeté, jodeté, si no eres del PP” o el “que se jodan” de la hija de Fabra, quien, por cierto, está bastante “fodido” por sus desmanes. Para el catedrático de Filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos, las expresiones de Rajoy, en el asunto de la corrupción, en la propia gobernanza del país, como desastre y deshonor, al confundir la impavidez con una virtud.
Y ahora, sus expresiones, eructadas durante la clausura del curso de FAES a los jóvenes de la gaviota, son una nueva ofensa a la ciudadanía. Con la que está cayendo, con un país pobre, roto y campeón de la desigualdad, repitió lo de “España va bien y somos el asombro del mundo”, dedicando a los descreídos calificativos como “agoreros, extremistas y pesimistas”, que no son buenos españoles “orgullosos de su país”
Ya lo saben: si forman parte del 82% de ciudadanos que sufren los recortes en sanidad, educación o en los servicios cívicos, son peligrosos extremistas. Si están en el grupo de los millones de españoles que no tienen trabajo, son agoreros y si regresan a casa después de ver el panorama a su alrededor: niños malnutridos, dependientes sin ayudas, son pesimistas y antiespañoles.
Parecen palabrotas, ¿verdad? Pues en el capítulo de palabro, y el efecto que producen recuerden la expresión de “acochinar” dedicada por la vicepresidenta ¿a la oposición? a los “españoles extremistsas, persimistas y agoreros”, merecen calificarse de imprudentes, increibles o palabrotas. Y es que la traducción de acochinar es “matar a uno que no puede defenderse o huir, en el juego de las damas, inmovilizar un peón.
Parece claro, ¿no? A los que no huyen en busca de trabajo en el extranjero se les condena aquí a una muerte laboral. En el caso de familias enteras en paro están condenadas, por hambre, a lo mismo. ¿Inmovilizar al personal? Las llamadas leyes de “seguridad” que rebajan la capacidad de protesta del ciudadano. ¿No es para decir palabrotas? Palabra que, a veces, ya no llegan ni los palabros. Así están las cosas y así nos tienen: indignados, descorazonados, pesimistas y descreídos.

Palabras, palabros y palabrotas

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