OJO QUE VIENEN LOS VECINOS

Las primarias, el ejercicio democrático de las votaciones y la presencia vecinal, tienen de los nervios a nuestra derechota y a la caverna mediática, que no quiere espinas en su camino por las senderas de la gobernación…
De ahí que el anuncio de la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Comarca les ha puesto los pelos de punta, puesto que tendrán que rendir cuentas, dar explicaciones, someter su opinión a quienes les votan y pagan y acabará el imperio de la impunidad total, arropada por el botafumeiro, a la hora de decidir en que gastan nuestro dinero y entre quienes reparten bienes y primicias.
Le tienen miedo, digámoslo ya, a que proliferen –entre las espinas, querido don Francisco– los mismos brotes que en el barrio de Gamonal, donde un alcalde encargó el proyecto más caro, como siempre, a los amigos de toda la vida. Usar el dinero, y terreno, público para intereses privados,
Atención, gritan, que vienen los vecinos. Ojo, temen, que nos piden cuentas pues no se creen, ya, nuestros cuentos.
Y hay que hacerlo, puesto que el bipartidismo que quieren imponer deja fuera de la política a un importante número de ciudadanos. Y hay que hacerlo pronto, porque los ciudadanos estamos perdiendo derechos cívicos. Hay que ponerse a ello para conseguir que lo público continúe siendo nuestro, para que no crezcan, aún más, las desigualdades. Hay que hacer oír nuestra voz para que el ruido de sus gritos no esconda la realidad.
No se trata, como quieren vender algunos interesados, de cambiar la calle por el Parlamento y la asamblea por la urna sino de, con la participación ciudadana, ampliar la democracia parlamentaria, obligando a los concejales, diputados, senadores a escuchar más a sus votantes y menos a la ejecutiva de sus partidos. Se trata de darle oportunidad a los ciudadanos (que somos los que mantenemos y elegimos/soportamos a los políticos) de hacerse oír más de una vez en cuatro años…
Y es  los políticos, ya tienen ventaja: desde la Ley de D’Hondt que les favorece, por ejemplo a Feijóo, hasta sus prerrogativas ante la justicia (suplicatorio) que deja al descubierto la diferencia, ante la ley, de unos y otros…Y todo esto, en un país donde cada día aparecen nuevos prevaricadores, más imputados, (en Galicia hay varios cientos) amarrados al puesto y con tapones en los oídos para no oír la voz de la calle.

OJO QUE VIENEN LOS VECINOS

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