Ojo: no invaden los noruegos

No sabíamos, pobriños de nós, que los noruegos tienen mil setecientos ochenta y cinco motivos por los que querrían ser españoles. ¿El sol y las playas? ¿La gastronomía y su precio? Vale.
Pero solo son dos y como entre las otras mil setecientas ochenta y cinco se incluyen cosas como que en el imperio no se ponía el sol y que fuimos a descubrir las américas con la cruz y la espada para traernos el tabaco, he preferido dejar el tema para los estudiosos y añadir el libro que tiene ese título y cuesta unos veinte euros y vale un potosí para airear la marca España, y recordarle a nuestro presidente (que fue el heraldo más importante de la publicación) que hay dos datos muy elocuentes: el paro en Noruega es del 4% (aquí entre el 22 y el 23%, según quien te lo cuenta) y en cuanto a la corrupción los noruegos vienen aquí a enterarse cómo el partido del presidente está hasta las cejas del asunto ese por el que todo el mundo le pregunta cada vez que sale de España y allí como no puede responder a través del plasma sale con una impertinencia como hace días a un periodista de la BBC…
Sin duda el presidente no sabe que si ellos tienen mil setecientas ochenta y cinco razones para venir aquí, en los últimos años, tres veces setecientos ochenta y cinco españoles, muy españoles y son muchos, maldita sea, se han ido a Europa –Noruega incluida, imagino– para buscar un curro y además para alejarse de unos gobernantes a los que siete de cada diez le da noxo, miedo, rabia, mientras otros aguantan, resisten. Bienvenidos los noruegos siempre que vengan en las líneas aéreas, que a los de las pateras ya se encarga el Gobierno, con el apoyo de Europa, de prohibirles la entrada.
Y los que aquí se quedan, jubilados preferentemente, están bastante fodidos, pues, según la estadística, un siete por ciento (que recibe de pensión entre cuatrocientos y seiscientos quince euros) no puede comprar todos los medicamentos que necesita, pues tiene que comer, pagar el piso, la luz y el agua.
Son más de otro medio millón de españoles que, me parece, preferían estar en Noruega que pastoreados por las gentes del PP en este edén donde el cuerno de la abundancia, pues sobra el dinero para gastar en los fastos electorales según testimonios policiales refrendados por los jueces.

Ojo: no invaden los noruegos

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