Maldito refranero

Ya hace siglos se decía “por la caridad vino la peste”, que escondía las paupérrimas condiciones en las que vivían la mayoría de nuestros nacionales. Para entendernos: la nobleza, los prebostes de la iglesia, los grandes terratenientes y los comerciantes importantes, echaban pestes de lo que se sufría a su alrededor pues perturbaba su mala conciencia y, ay, les podía llegar a ellos. 
El profesor Vázquez Vaamonde, miembro del grupo de investigación del CSIC, aclara que “la frase no invita a la insolidaridad con los necesitados sino a no confundir una virtud, la caridad, con la negligencia. Se trata de  una llamada a la autoridad a precaverse de los medios necesarios para evitar el mal. 
Ahora, en estos días, otro refrán “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”, usado de forma torticera para distraer la mala conciencia cuando la frase viene a pedir a cada uno de nosotros solidaridad, caridad, y al gobierno de turno justicia. Esa solidaridad empieza por ayudar al que menos tiene como a nosotros nos ayudaron en los negros tiempos de la dictadura. ¿Recuerdan quién acogió a cientos de niños? ¿Qué país recibió a nuestros huidos del franquismo? ¿Quién nos envió carne, leche y trigo? Anoten los desmemoriados: Rusia, México, Argentina… y más tarde a nuestros emigrantes Suiza, Alemania, Venezuela... 
Pero es que además de la caridad –que empieza, efectivamente, por cada una de las personas de buena voluntad– está la justicia, las leyes, que se reconocen en la Declaración de los Derechos Humanos y la declaración, también signada por la Asamblea General de la ONU, de los derechos del niño a la igualdad, a una protección especial que les concede la oportunidad de ser los primeros en recibir ayuda en casos de desastre…
Maldito refranero que apoya que “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, un invento imagino del franquismo para durar medio siglo… y más como se puede observar ojeando el panorama a nuestro alrededor
La decisión del Gobierno de España es una bofetada a esos “sepulcros blanqueados” de la Europa de mercaderes y motivo de orgullo para el pueblo español, que haciéndole una peineta al refrán, desde sus instituciones y desde la calle se ha ofrecido para colaborar, cada uno en su medida para ofrecer solidaridad y enmendar injusticias. El pueblo ha superado al refranero. Y este Gobierno, otra buena nueva, devolverá la sanidad a todos los inmigrantes que tengan necesidad y no papeles.

 

Maldito refranero

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