Los chinos y nosotros

ahora se preguntará usted: ¿Nos engañan como chinos? No. Peor. Las más recientes trolas que nos querían colar ya son asunto juzgado. La expresidenta de la comunidad madrileña, decía mentiras.
¿Nos tratan como chinos? Qué va. Mucho peor. Por ejemplo: a un cómico le llevan hasta el juez por hacer chistes, bromas –algunas de mal gusto, sí–, pero para que no se ofendan los chinos retiramos de la calle a un hombre que usa una careta parecida ¿? al jefe de todos los chinos.
Entonces ¿qué diferencia hay? Pues que ellos compraron parte de nuestra deuda –ochenta millones de euros– cuando estábamos en bancarrota. ¿Precio? Mariano Rajoy hizo una pirueta con la Justicia universal: troco o truco.
China, potencia mundial que tiene “acongojado” a Estados Unidos, es, si no me falla wilkipedia, tan o igual comunista que esos países de los que siempre habla la “derechona” y tiene una mochila llena de pecados contra los derechos humanos, comparada con ese país que usted sabe que visitó el emérito y que da mucha tela y, por tanto, muchas comisiones.
¿Miramos para otro lado? Sí. Para la cartera: son mil cuatrocientos millones de compradores. Como dice un empresario exportador: hay más chinos que uvas, otro producto que les gusta mucho.
La visita del presidente chino es lo que llamáis los modernos liberales-conservadores-patriotas “la real politik”, que se traduce también por “todo por la pasta” y no quiero decir groserías con aquello del amigo, el indiferente, el enemigo y el culo, que ustedes ya saben como “casan” esas palabras para hacer un chiste.
Y si hicieran falta más datos de la visita del milenio, ahí van unas cifras: de los noventa comensales en la cena regia, alrededor de ochenta eran empresarios (esos que aquí mercadean ante un salario de novecientos euros, pero que están que se mueren de gusto al hablarle del mercado más poderoso del mundo).
Los otros de la cena no cabían en sí al oír que el mandatario chino habló de invertir en Europa, con España como puente, billones de dólares. Otra cifra: en China hay quinientos millones de ricos y, otra cifra, cada turista chino que se pasea por aquí gasta el triple que un francés, el doble que un alemán y cien veces más que un español.
Don Alberto, por ejemplo, nos dice que esto es jauja y las cifras hablan de continua desaceleración y caída en cascada. O sea, nos engaña como a chinos.

Los chinos y nosotros

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