La banca no tiene estrés

Nos llevamos una alegría cuando nos dijeron que los grandes bancos españoles superaron una fuerte recesión y salvaron las pruebas de estrés europeas. Incluso algunos se clasificaron en los primeros puestos. Alabí, alabá, nuestro banco siempre ganará!
Todos estamos contentos menos un primo mío, que siempre da la nota, pidiéndole a los jerarcas de la Autoridad Bancaria Europea que hagan el favor de patrocinar, con el dinero ese que les sobra, una prueba de estrés entre los ciudadanos con tarjeta de crédito, con créditos sin tarjetas y, tengan lo que tengan o no tengan lo que les falta, obligados a pasar por el banco a pagar el teléfono, el agua, y la luz. 
Es que estos bancarios siempre tuvieron muchas luces. Ya lo decía el que movía la bolita: hagan juego señores. Una pausa. Gana la banca.
Yo tenía preparado un artículo donde se pedía al personal que, ante el bajón de los bancos en ese juego de salón que se celebra en el “parqué” de la Bolsa, hiciéramos una colecta y s que me temía otra crisis como la del 29 en Estados Unidos donde muchos se tiraron por la ventana. 
Rompo el artículo, felicito a los ganadores, aplaudo a los árbitros, ¡jo! cualquiera se mete con ellos ahora que hay VAR y BAR, para repasar las decisiones tomadas con el pito, la bandera o lo que sea que se hacen en estos casos, aunque debe ser igual que en el fútbol, supongo…
Pero arriba esos ánimos, puesto que “los grandes bancos españoles resistirían una recesión económica”, mientras nosotros ya no podemos resistir más y, mucho peor, si desde el Gobierno se les ocurre subirnos la pensión, puesto que ya nos advirtió el Banco de España de que pondría en peligro la economía nacional (coño el Banco de España no pasó el estrés y por eso nos “estresa” a nosotros pobres mortales) que ya nos vamos dando cuenta de que la economía es cosa de otros.
El caso es que noto al personal muy cabreado a pesar de que tenemos los bancos más ricos del mundo mundial y los expertos, excepto los de la banca, apostaban por otro resultado y abultado en favor de los imponentes (imponente es el ser –hombre o mujer– que deposita en la banca sus ahorros o su salario, que en casa lo gasta y, además, ahora todo dios –por nuestro bien–paga a través del banco. 
Así que ¡lo de siempre! Hacemos juego y… gana la banca.

La banca no tiene estrés

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