Kitchen (Cocina)

Llevan años metiendo mano y tenían que quemarse. La mano y la pata. El caldo de cultivo para “cocinar” ese plato tiene un resumen: operación Kitchen, donde policías corruptos, políticos impresentables,  administradores conchabados  y demás piezas de este gran timo nos lleva a un resultado final: proscrito probados.

Pero todo esto se lleva cocinando desde hace años: Gürtel, Púnica, Canal Isabel II, etc., etc.,  con lo que esta banda tiene más curro en su historia que la de los hermanos James, José María El tempranillo y Curro Jiménez y su panda. Por cierto, años atrás Forges la bautizó como Afabanda Popular y ya llovió desde entonces. Los tribunales ya pusieron su firma. Era una máquina engrasada ara delinquir: sobornos, facturas falsas, prevaricación,  engaño. Y siempre, como en las películas, tenían un cómplice o les faltaba la memoria. No me consta, yo que sé, a mí que me registren.

Y ahora se sabe que había policías implicados con mucho mando en plaza y “plaza” cerca del Consejo de Ministros; un chófer de la casa, un cura que no era Robin de los Bosques, cómplices emboscados en medios de comunicación. Cargos bordeando la charca donde crecían las ranas y un libro, las verdaderas tablas de la ley del partido, que relataban los repartos de sobresueldos, las facturas del sastre, para cubrir las vergüenzas de Rajoy, Cascos, Trillo, entre otros, según el último parte de la policía.

Alrededor de ellos empresarios corruptos, mandamases pringaos, leyes destrozadas y administraciones y servicios públicos infectados. La democracia herida de muerte. Ellos tienen nombres y apellidos y estaban bajo el mismo paraguas: el PP.  Y aún quedan, cobrando, varios supervivientes y allí están los sucesores: gente que estaba pegada a Génova –unos desde Aznar, otros a la sombra de Rajoy–, que ahora postulan por dejar atrás la historia –la de los antepasados de los antepasados– y gallean repitiendo eso de que “es cosa pasada”, “yo no sabía nada, a mí que me registren”. 

Su cinismo solo es comparable a su culpa “in vigilando”. Pero no es solo eso. En un viraje suicida a la derecha más extrema apadrinan a los recién llegados copiando incluso sus eslóganes. Y a más inri, perdida ya la vergüenza, se abraza a quienes tanto atacaron, Ciudadanos, hoy cómplices necesarios para que sigan en el machito. A lo suyo. Cocinando a pesar de estar quemados. Y uno, ingenuo, espera que nadie se trague tanta porquería. Y es que huele que apesta.

Kitchen (Cocina)

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