Historicos desmemoriados

Otra vez me sirvo del gran Manuel Rivas para airear de este balcón otra de las vergüenzas que pretenden esconder, bajo el olvido, los desmemoriados de nuestra feroz historia durante “a longa noite de pedra”.
Manuel, en El País (domingo, 11) escribía: en ningún otro país que se haya pasado de una dictadura a una democracia, las familias de dictadores o tiranos usurpan bienes que deberían pasar al patrimonio público. Somos una excepción. ¿No habrá justicia para que devuelvan Meirás ?
Cabrea, Manuel, pero no asombra. Todos recodamos que se niega, desde el poder, una memoria histórica que, como bien dices es una vergüenza histórica. Todos tenemos el eco de aquella declaración, tele por medio, de Rajoy diciendo que para esa ley, durante su mandato ni un euro. Ahí tienes, ahí tenemos y sufrimos, al presidente de un país que no respeta una ley que apareció en el BOE. 
Cabrea, Manuel, cabrea pero no asombra. Aquí estamos gobernados bajo la tutela del que dejó todo atado y bien atado. Desde lo más arriba hasta sus antiguos compañeros de gobierno como Manuel Fraga o bien forrados como Villar Mir  o a  los herederos de los que se enriquecieron con el estraperlo, con las obras de Cuelgamuros, otro icono de la dictadura que sería imposible en cualquier otro lugar del mundo. 
Es un coñazo, claro, repasar la verdadera historia, que la memoria funcione y por eso hay tanto desmemoriado histórico, que se pone histérico cada vez que alguien cuenta la verdadera historia de casi medio siglo de oscurantismo y represión. Quedan, como testigos mudos, las cunetas repletas de cadáveres y en los pueblos todos saben cómo fue el día a día de aquella rebelión, golpe de estado, sedición (caramba, hoy estarían en la trena), rapiña. 
En ese magnífico artículo Manuel Rivas hace un ejercicio de memoria: un día como mañana, hace setenta años, el 28 de marzo de1.948 en el documento de donación se leía   en nuestro segundo año triunfal, la ciudad y la provincia de La Coruña  hicieron la donación de las Torres de Meirás al triunfador del Nuevo Imperio, Jefe del Estado, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España, Francisco Franco Bahamonde…” Y por la mañana en la catedral de Santiago había recibido de manos del Arzobispo “la espada de Dios”…Y así, con la espada y con la ayuda de Dios, casi medio siglo. Y otro tanto con lo más granado de sus sucesores y herederos, hoy desmemoriados.

 

Historicos desmemoriados

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