Es la guerra

Vale todo y no se ahorra nada. La prensa de trincheras se echó al monte con la bayoneta calada. No se trata solo de salvar al soldado Rajoy (que, por cierto, abandonó las armas en su huida tras la visita a Felipe VI), sino seguir ganando botín en este empeño.
De ahí, que además de rebuscar en el estercolero, echaron mano de la “quinta columna” y pasean por los platos, a conocidos “ex” del PSOE con la misión de servir de arietes para conseguir la reelección del repetidor. Y aquel de la patada en la puerta, o el otro que era la “X” de los GAL son ahora los aliados más queridos en esta guerra sobre el barro... 
Lo que sucede es que mientras unos tienen que agitar los pecados del pasado, para meter el dedo en el ojo al rival, a otros les llega la lectura del periódico diario, para conocer que hace pocas lunas una jueza de Madrid imputaba, por primera vez en la historia, a un partido político (el PP) como persona jurídica y ese partido verá desfilar a la actual tesorera por los juzgados acusada de daños y encubrimiento, con lo que ya todos los tesoreros del partido que preside el candidato Mariano están bajo la lupa de la ley. 
Y en estas mismas fechas, implican al número dos de la vicepresidenta, en otro foco de corrupción en una sociedad pública… Se trata de un hombre con múltiples cargos en las esferas del poder… Y es que la número dos de Rajoy manda mucho, manda carafio!
Así que, dejemos la guerra atrás, y vamos con la batalla de las ideas. Atentos: a la derecha, de azul y naranja, el equipo que recortó el gasto social en un 13% la pasada legislatura; que llevó a los ciudadanos a soportar graves recortes y que tiene al país en campeón de las desigualdades. Además promete no tocar la ley Wert, ni la reforma laboral, ni la ley mordaza.
Al otro lado, de rojo y morado, las ofertas económicas coinciden en muchos temas: derogación de las reformas, subida del salario mínimo, plan de choque para ayudar a los más desfavorecidos y reformas en la Constitución.
A los que piden “programa, programa, programa” les convendría, abandonar el combate sobre el barro, para centrarse en las necesidades reales de una gran parte del paisanaje, al que esconden detrás del paisaje.

Es la guerra

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