Fiesta y más

Es un día feriado, pero también la fecha obliga para la reivindicación, el repaso del pasado inmediato, la constancia del hoy y nuevos proyectos para el futuro. Muchos levantan los ojos hacia Santiago, pidiendo ayuda para resolver lo que ellos no son capaces de hacer y por eso los ciudadanos en la calle exigen. Es también un día para recordar a nuestros devanceiros. A los que, con el sudor de su esfuerzo, hicieron esta Galicia que hoy disfrutamos y que ahora la nueva generación tiene que mejorar. Recordemos a las gentes de la ciudad y la aldea, la villa y la parroquia. A los marineros y las rederas; gandeiros y labradores; carpinteiros y lavanderas. A toda la gente del común. Y a los que vinieron de otros puntos para conseguir aquí lo que en sus lugares de origen no tenían, como hicimos los gallegos en los años oscuros, y que hoy son galegos de seu.
Recordemos en esta fecha a Santiago Casares Quiroga, figura clave en la redacción del anteproyecto de Estatuto, aprobado en la asamblea municipal de 1932; no podemos olvidar al gran mártir del Estatuto, Alexandre Bóveda, fusilado en A Caeira el maldito 17 de agosto de 1937 ni al ideólogo del nacionalismo gallego: Alfonso Daniel R. Castelao. Y. Sempre en Galiza, con ellos otros como el betanceiro Antolín Faraldo, Bibiano Osorio Tafall y un largo etcétera…
Sobre todo, aquí y ahora, rindamos un homenaje a quienes hoy ven amenazadas sus menguantes pensiones por los mandamases que desde sus despachos con moqueta y su abundante soldada, creen los viejos trabajadores, junto con los que hoy laboran, les pagaron y aún siguen pagándoles….
No se me ocurre nada mejor que invitarles a ustedes, amigos lectores, a que se asomen a este balcón, para recibir los tan actuales versos del maestro Celso Emilio Ferreiro: “Monólogo do vello traballador”
Agora tomo o sol. Pero até agora Traballéi cincoenta anos sin sosegó.
Comín o pán suando dia a dia nun labourar arreo.
Gastei o tempo co xornal dos sábados. Pasou a primavera, veu o inverno.
Dinlle ao patrón a frol do meu eforzo. A miña mocidade. Nada teño.
O patrón está rico a miña conta, eu, á súa, estóu vello.
Ben pensado o patrón todo mo debe. Eu non lle debo nin xiquera iste sol que agora tomo.
Mentras o tomo, espero.
Y Celso Emilio nos dice: O vello cantaba una lembranza. O mozo cantaba una esperanza. O neno una louvanza. Pobo meu: pois que cantas, érguete i anda.
Si ellos pudieron, nosotros también.

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