El eco y la resaca

Nos apartamos del Palacio de la Justicia (¿la justicia en un palacio?) y del supuesto presupuesto, pues siguen llegando los ecos de las manifestaciones que adornaron al domingo pasado, tanto en las opiniones publicadas como el runrún de los ciudadanos. 
Hay dos datos que se repiten: que el manifiesto leído –también a tres, como los convocantes del acto– fue una sarta de mentiras y exageraciones que no se corresponden con la realidad: el presidente de Gobierno no asumió ninguna de las demandas presentadas por Torra y la antevíspera de la manifestación el Gobierno dio por roto el diálogo, pues no acepta la autodeterminación. 
Viene a la memoria aquello de que “la realidad no estropee la noticia” y ¿por vergüenza, por mala conciencia? ese juego de las tres derechas que hablaron por separado, pero luego participaron en la foto final…
Ellos sí sabían lo que hacían y hasta allí, con todo su derecho, acudieron miles de conciudadanos que merecen todo el respeto –el mismo de los que piensan lo contrario–, pero que no merecen que los engañen. 
Y esto nos lleva a otras manifestaciones –Teruel y Santiago de Compostela– donde los ciudadanos de a pie, acompañados por personal sanitario, lo que es muy elocuente, clamaban contra los recortes, la privatización, impulsados por la Xunta. Ah, por cierto: el gerente del Sergas (debe vivir fuera) dice que el servicio es muy bueno.
Peridis, en su viñeta, muestra a dos ciudadanos –uno con la bandera española y otro con la catalana– que mantienen el siguiente diálogo: ¿Se piensan que con las banderas lo tapan todo?, dice uno y le contesta el otro: “Solo lo enmascaran o empeoran”. 
Más rotundo es Vidal Fox con su artículo “Temblad todos; vuelve la bandera única” y luego vendrá el mensaje único y el líder único. Parece claro que España tiene que ser la que quiere la derecha, que nos repite otra vez la idea de que esto es su finca.
Atras la resaca. ¿Y ahora qué? Lo más razonable para salir de este laberinto la única vía que ofrece la democracia es debatir para llegar a un acuerdo. 
Para transaccionar, que eso fue la transición y que eso inició Aznar cuando rebautizó a ETA como un ejército o, recientemente, Rajoy,  que mantuvo conversaciones con representantes de los partidos nacionalistas catalanes. 
Hay que buscar, recomienda Josep M. Vallés, catedrático emérito de Ciencia Política, una salida frente a las equivocadas soluciones del Derecho Penal o del aventurismo unilateral. 

El eco y la resaca

Te puede interesar