El demonio, el mundo y la carne

Ya conocemos la verdad: la llegada de este gobierno, la pandemia, la baja clasificación en la que está el Depor a la puerta de descender a los infiernos futboleros todo esto y más lo sabía Fernández Díaz, ministro de Rajoy en el departamento de la porra y la caverna policial, como se recoge en una grabación donde explica que Benedicto XVI le informó de una campaña emprendida por el maligno para destruir España. ¿No lo creen? Pues lo confirma el dueño de la Universidad Católica de Murcia quien sabe que además del demonio en la operación esta Bill Gate. ¿Siguen sin creerlo?

La patronal, llamada a filas por la CEOE, ha pedido al gobierno que no suba los impuestos ni reforme las leyes de Mariano para las relaciones laborales entre patrón y trabajador: barra libre pues los currantes si ganan mucho se dedican al vicio y la molicie. Y desde allí, la patronal del turismo, se rebela con el gobierno pues los millones que les ha repartido no les compensan sus ganancias de antaño. 

Podía Sánchez y sus socios dejarse de salario mínimo vital y añadirla la cantidad a subvencionar a ellos que son el pilar donde se sustenta el “como en España ni hablar” que tanto agradecen los visitantes del garrafón y el “balconin”. 

Es que la gente del común, usted y yo, no entendemos de economía que es una ciencia que explica cómo los grandes emprendedores ganan unos días de “normalidad” tanto y cuanto (no muchos tantos y cuantos) según declaran a Hacienda y el mismo número de días si hay una huelga pierden el triple. 

Luego está la economía sumergida que mantiene a flote a los empresarios, los falsos autónomos que engorden a sus amos y todos, en fila o cada uno por su lado, son lo que ellos llaman el demonio, el mundo y la carne pues el primero anda metiendo cizaña entre los pobres por un lado y por otro a los votantes en general, de ahí que otra vez la temible izquierda consolida su ventaja sobre la derecha mientras el mundo, así en conjunto, quiere sobrevivir con decencia, `pide justicia y pan. 

En cuanto a la carne está bien pero nada que ver con los percebes. Ya lo dijo el otro: hay esta vida por la que circulamos los más y otra que es mejor pero más cara. ¿Digo cara? ¡Cara tienen ellos por mucha mascarillas que se pongan!.

El demonio, el mundo y la carne

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