Aclarando, que es gerundio

Posiblemente me expliqué mal y algunos lectores que se asomaron al balcón del martes, me alinearon con los simpatizantes del señor Mas. Pues no. Un servidor, como Ángel  Gabilondo, quiere a Cataluña con nosotros, pues somos más… aunque nos sobre Mas. Y, por eso, parafraseando a otro pensador ¿? de la derecha, no nos gusta esta España, esta Europa porque la amamos, necesitamos, lucharemos, por otra España y otra Europa.
Y es que somos muchos los que estamos más cerca de los trabajadores que recogen las peras y manzanas en Lérida que los que retiran la tela de Pescanova rumbo a Suiza o de los luchadores por la democracia, sean valencianos, que los golpistas aunque nacieran en Ferrol.
Y es que esta España donde en realidad –y bajo el imperio de las urnas, es cierto– manda una sola familia, agrupada bajo las alas de la gaviota, desde la justicia hasta el que juzga las cuentas públicas y el que vigila la bolsa, ordena a los polis, maneja la hacienda y sus tentáculos, goza de la simpatía interesada de lo que se conoce como “la brunete mediática” ha conseguido romper la solidaridad, (por ejemplo, con aquella campaña nacida en el PP de Madrid para que no se consumieran productos catalanes) hacerse el tancredo en lugar de dar un paso adelante y “coger el toro por los cuernos”, pues se entendían perfectamente en esta fiesta: hablaban catalán en la intimidad, votaban juntos y se defendían unos a otros… incluso usaron la misma contabilidad y mañas para hacer caja en sus respectivos partidos.
Y Europa, ¿qué decir de esta Europa de las alambradas y que se une, como una piña, para continuar con las mismas políticas, los mismos rostros, las mismas mañas. Y ahí está Cameron, asustado por la llegada de la izquierda o Mariano pidiendo que todo siga igual (entre otros los jueces de Gürtel, pues lo otro sería cuestionar el sistema) y prometiendo ahora, para el 13 o el 20 de diciembre, la mas generosa lotería navideña… El problema es que, esta vez, siempre le toca a ellos, a sus amigos, y para sus negocios.
Y aquí hay uno: vender los muelles del centro para financiar la obra del fracaso, la vergüenza. El puerto tan exterior que está en Arteixo. 
¿Y Europa, qué? “al banquero y al ladrón, abre la muralla. Al hambriento y perseguido, cierra la muralla”, (El Roto, en “El País”).

Aclarando, que es gerundio

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