Aceptar la realidad

se empeñan en no reconocer lo que hay: el PSOE, otra vez, representa a la lista más votada. El llamado grupo progresista, por acción u omisión, suma más que las tres derechas y sus añadidos. Por eso estas jornadas nos dejan actuaciones patéticas: la nueva jefa de filas (escuálidas, por cierto) de Ciudadanos acusa al candidato de “haber perdido votos”, desde un partido con su líder en fuga, varios miembros destacados huidos y los votantes escapando a marchas forzadas. Un partido que pasó de liberal a unirse a las dos derechas sirviéndoles de muleta en Madrid, Murcia, Andalucía, Castilla y León, etc. Por otro lado el grupo popular, dice no reconocer el resultado y amenaza, en la intervención del señor Casado, con un slogan guerra-civilismo: nosotros ganaremos y ustedes perderán. ¿Con otro tamayazo, con otro bloqueo a modo de golpe blando? La desmesura de la derecha, y sus mentiras, contribuyen a unir más al bloque de izquierdas.
Pero llegado al epílogo de las maratonianas sesiones, dediquemos unas líneas a lo que de verdad importa: el programa que acompaña al primer gobierno en coalición de esta nueva etapa democrática tal como se explicó en medio de tanto ruido: justicia social para un país que tiene a doce millones de ciudadanos en riesgo de pobreza de los que más de dos millones son niños. Un país donde uno de cada ocho trabajadores malvive en riesgo de pobreza con trabajos precarios y mal pagados.
¿Quién se opone a este programa? Los poderes fácticos que, desde la sombra, dirigen a la derecha de siempre? Recuerdan los años negros con los recortes de Rajoy? Hoy su partido hermanado a la derecha más extrema que firma un programa homofobo y racista y alienta el odio entre las distintas sensibilidades de los ciudadanos que forman el conjunto de una España plural.
¿Quién teme a la justicia social? ¿A la defensa, la eficacia, de los servicios públicos?
¿Quiénes están en contra de una sanidad, una educación y la ayuda a los dependientes? Repasen los “noes” y “sies” a ese programa y recuerden la historia de esos patriotas de bandera pero que no abanderan una mejoría para sus conciudadanos.
Se habla de la España vacía mientras cierran paritorios, privatizan sanidad y educación. Aún nos llegan los ecos de aquel “cuánto peor mejor para nosotros” en boca de Rajoy. España es lo que quieren, con su voto, los españoles y no aceptar esa realidad es ponerse orejeras.

Aceptar la realidad

Te puede interesar