SIEMPRE JUNTOS

El día de los enamorados celebraron sus bodas de oro. Cincuenta años de convivencia ininterrumpida, siempre juntos, en el trabajo y en casa. María transmite ilusión y te contagia las ganas de conversación. Vive, con su esposo, en una residencia de mayores.
A pesar de la enfermedad de su marido, se encuentra en silla de ruedas y está perdiendo la memoria. Ella le acaricia, le besa en la frente o en la mejilla, de manera habitual. Es una forma de agradecerle todos esos años de buena armonía. Ya pocos matrimonios o parejas quedan en estos tiempos, donde el amor verdadero esté por encima de cualquier tipo de interés material.
A pesar de su corta estancia en la residencia, lleva allí más o menos unos seis meses, María ya tiene muchas amistades. Su carácter afable le hace relacionarse con facilidad con todo el mundo. Es bastante empática y sabe ponerse en el lugar de los demás por eso siempre tiene una palabra de aliento y de cariño hacia el resto de personas mayores que habitan en la residencia.
La única hija que tienen trabaja de funcionaria y se pone en contacto con sus padres todas las semanas. Sabe que allí se encuentran bien atendidos de sus dolencias y pueden estar juntos. Aún no es abuela, quizás por eso no para de elogiar la formación académica y profesional de su única hija.
María únicamente tiene miedo a que pueda morir su esposo; ella sabe que está un poco enfermo y teme por su salud. Comenta que desde su habitación puede controlar a su marido, al coincidir en frente de la suya. Eso le da mucha más tranquilidad.
Su larga vida la doctoró, con la suficiente experiencia, para tener claro que lo mejor es aceptar las cosas tal y como suceden, puesto que de lo contrario viviríamos en un continuo y absurdo sufrimiento.

SIEMPRE JUNTOS

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