Movimiento sociales

Muchos años de angustias, privaciones, desigualdades, recortes e innumerables noches sin poder dormir es lo que han tenido que soportar miles de familias como consecuencia de la crisis. Una crisis que ha dejado muchas ilusiones y proyectos de futuro en el camino. Muchas vidas inocentes que no han podido soportar tanta miseria y exclusión. Muchos gobernantes que han preferido mirar para otro lado negando la realidad que ahora se apresuran a reconocer, por estar cercana una campaña electoral.
Durante este largo período siempre han estado en primera línea los movimientos sociales, plataformas vecinales, ONG y fundaciones para tratar de paliar la sangría social. Personas y familias enteras que han perdido sus trabajos, sus prestaciones sociales, sus salarios, sus viviendas, sus costumbres, a sus amigos, a sus familiares, incluso sus ganas de vivir, en una sociedad consumista, depredadora e inhumana que nunca les perdonó el haber llegado a esa vulnerabilidad. Algunos corruptos se atrevieron a decir que  estas familias vivieron por encima de sus posibilidades.
En estos tiempos, las organizaciones sociales jugaron un papel fundamental. Ofertaron políticas activas de empleo, facilitaron alimentos y artículos de primera necesidad, ayudas de emergencia para pagos de luz, gas, medicamentos, para ir al dentista, oculista; evitaron que las familias humildes fuesen desalojadas de sus viviendas etc. Fueron capaces de ser una administración paralela a la pública, pero con mayor eficacia y dejando a un lado la burocracia. La valentía y el compromiso fueron dos de los pilares básicos de la mayoría de estos movimientos. Supieron estar al lado de los más humildes, siendo la voz de los sin voz ante los gobernantes para que se legislase con justicia social y para la mayoría de la sociedad. Queda mucho camino por recorrer pero ya no hay marcha atrás.

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