Desesperación

Suena el teléfono. La voz de una mujer desesperada nos pide ayuda. Es una familia de pescadores da Costa da Morte, angustiada ante la inminente pérdida de su vivienda al no poder hacer frente al préstamo hipotecario. Llevan bastante tiempo sin poder ingresar las cuotas al banco porque los ingresos obtenidos, en el barco de pesca de litoral, no son lo suficiente como para hacer frente a los costes empresariales. Quedamos, como no podía ser de otra manear, en vernos para concretar detalles.
Otra historia más de una familia humilde que, con la llegada de la crisis, no ha podido hacer frente a sus obligaciones financieras. Nos comentan que incluso llevaban más de tres meses sin luz en la vivienda y comiendo pescado todos los días. Lo peor es que siempre hay hijos menores. Hasta el momento han tenido miedo de solicitar ayuda, por “vergüenza” al vivir en una pequeña localidad donde todo el mundo se conoce. Al final era tal la desesperación que ya no tenían nada más que perder.
Estudiamos el caso y buscamos, junto con la entidad financiera, una solución. Actualmente la familia sigue residiendo en la vivienda unifamiliar y gracias a una larga moratoria puede llegar a fin de mes. El marido, cada madrugada, pone la proa de su pequeña embarcación hacia el horizonte, tratando de mantener a flote su único medio de trabajo y subsistencia. Es consciente de las dificultades con las que se encuentran la mayoría de los productores y lo injusto del libre mercado, en ocasiones. No son capaces de poner en valor el fruto de su trabajo y son los intermediarios los que sacan los mayores beneficios.

Desesperación

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