El juego del presupuesto

Cada año los Presupuestos Generales del Estado desvelan sus “joyas de la corona”, las inversiones para infraestructuras en el territorio. Comunidades autónomas y las principales ciudades, Coruña entre ellas, se disputan la mejor porción de cuota inversora. El reparto de los dineros en Fomento es un “juego” curioso, del que no todos tienen las claves.   
En 2017 hay tres CCAA que, aun queriendo, les va costar quejarse: Canarias, País Vasco y Cataluña. Las dos primeras aportan votos decisivos para la aprobación presupuestaria. Cataluña no aporta votos decisivos, pero están necesitados de “cariño presupuestario”, al menos para paliar en parte las lamentaciones por falta de inversiones en su territorio. 
Es conocida la habilidad vasca para este “juego”. De hecho, su territorio parece encapsulado en estándares macroeconómicos centro europeos. Sin duda El Concierto es un comodín clave en la partida, pero no lo es todo. Tienen algo de lo que carecemos en Galicia y, ahora, también en Coruña, planificación estratégica socioeconómica a largo plazo. Si para ello además han de tener formaciones políticas alternativas que influyan más de lo debido, dada la estructuración parlamentaria estatal, pues hágase. Llevan así décadas. Cataluña jugaba con las mismas cartas que el País Vasco, pero la avaricia de sus dirigentes les pudo. Ahora recogen resultado por otros motivos. Para Coruña el 2017 será un muy mal año en cuanto a inversiones estatales, que frenará, más si cabe, la marcha de la ciudad. Hay factores políticos que juegan en nuestra contra, esto no se puede negar, pero a mí lo que me parece más determinante y preocupante es la falta de proyecto de ciudad. 
En estos momentos el Gobierno municipal desconoce si lo prioritario para la ciudad, aquello en lo que hacer foco y fuerza entre todos es: la conexión ferroviaria del Puerto Exterior, la estacional intermodal de San Cristóbal, la estación intermodal de San Diego que parece también entrar en juego, el vial 18 que conecta Tercera Ronda y AP-9, la reforma de Lavedra humanizada o no, la ampliación del Puente del Pasaje, el saneamiento de la Ría del Burgo, las mejoras en el aeropuerto, el tren de cercanías con Ferrol, las decisiones sobre desafección de terrenos del puerto interior, las decisiones sobre el área metropolitana. Todo es importante, pero tenemos que priorizar.
Si una ciudad marinera no sabe el rumbo que tiene que tomar, mal le irá en un entorno globalizado y altamente competitivo. Carecemos de lo que las ciudades vascas hace tiempo que cuidan y miman: sus Consejos Económicos y Sociales. Foros formales de asesoramiento al Gobierno Municipal de turno, en donde los interlocutores mejor informados sobre ámbitos socioeconómicos ayudan a que la ciudad centre sus objetivos y pueda activar los mecanismos necesarios para conseguirlos. 
¿Cómo lo estamos haciendo ahora? Pues mal, trasladando una imagen contestataria, con pancartas semanales en la fachada de María Pita exigiendo gratuidad para las cosas, como si no hubiese que pagarlas. Sin dialogar de manera franca con otras fuerzas políticas, tomando decisiones en círculos pequeños y cerrados que por más disfraces participativos que les pongan, carecen del consenso necesario. 
Haciéndolo así volveremos a perder el “juego” del presupuesto del 2018 que, por otra parte, de juego nada. 
 

El juego del presupuesto

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